Súplica a un cuervo compañero

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En el pasto del letargo,
subyace el anhelo
de este campesino viejo;

conquistador en quimeras,
lejano navegante de mar
en despedida perpetua
con las orillas del idilio.

La aurora fortuita,
no besa con cálidos soles
un apagado sino.

¡Dime, cuervo,
dime qué te trajo a tierra yerma
en mi época de hambruna!

¿Acaso es el olor de Morfeo,
el que impregna
mis pieles arrugadas?

¿Acaso rompes el silencio
del óbito cercano
al que decidí hacer culto?

¡Ay, cuervo!

Grazna por mí
en el nido de un rico mi nombre,
arrebátale la libertad
un mísero momento.

Que quiero ver con sus ojos
el puerto de Liorna,
reflejarme en su salino espejo;

saborear la brisa
de sus rosas de jardín,

bañarme en esencia
de jabones perfumados
de los Médici.

Quiere este hombre,
negro córvido,

un consuelo
que dure un enjuto instante;

una caricia rápida de un nuevo amanecer,
antes del retorno al pobre ocaso
que se cierne gris
sobre mi marchito camino.

Un consuelo
que dure un segundo,
un venturoso suspiro.

Un consueloque dure un segundo,un venturoso suspiro

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*Dibujo propio manual, transferido  a digital.

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