lover of mine ୨୧ kooktae

ෂ 12

"My heart aches for you"

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—Él es el marqués Son Hyunwoo, marqués, él es el duque Jeon Jungkook.

Y antes de por decir una sola palabra más, el pelinegro lo interrumpió con una sonrisa en sus labios. —Su pretendiente. —No pudo descifrar la mirada oscura del duque, era como si el tranquilo océano se hubiera transformado en una salvaje noche.
Pero pronto sus preocupaciones quedaron en segundo plano al escuchar las palabras que este soltó, tan seguro y tan convincente que sus mejillas se prendieron y todo su organismo comenzó a temblar de felicidad.

—Pensé que Jaehyun te hacía la temporada imposible. —Hyunwoo no pudo evitar hablar mucho más brusco, no cuando delante suyo tenía a un hombre que podría arrebatarle lo que siempre deseo, lo que siempre soñó.

—Es así, pero Jungkook es una excepción. —No sabía si realmente lo era, al fin y al cabo la conversación entre su hermano había concluido en nada, debido a que ninguno de los dos siguió hablando sobre el tema, pero este se veía más tolerable recientemente.

— ¿Jungkook? —Abrió sus labios para reprochar ante su descuido, pero no salió nada de sus labios. No le sorprendió ver la mueca confusa de su amigo al escuchar como llamaba de forma tan confiada a otro hombre, uno, al que no conocía íntimamente.

A Hyunwoo le ardió por dentro de una forma tan incontrolable, odió la forma en que el rubio llamaba a ese caballero tan descuidadamente, el como sus preciosos ojos se iluminaban cuando llegaba o el cómo Taehyung nunca había actuado tan nervioso por su presencia. Luego de más de diez años conociéndose ni en una sola ocasión lo llamó por su nombre.

— ¿Marqués Son? —La suave voz del lindo rubio llamándolo lo distrajo de sus pensamientos y su corazón se quemó al ver la estrecha cintura de la persona que amaba siendo rodeada por el brazo del duque.

Hizo su mejor intento por sonreír, pero no podía, no cuando Taehyung se veía tan feliz con esa simple acción. —Si me disculpan, debo buscar a mi madre. —Con una leve reverencia se despidió para darse la vuelta e irse del lugar. No podía quedarse allí ni un solo segundo más. Su corazón no lo soportaría.

Cuando no hubo rastros del marqués él lindo rubio se giró y con una sonrisa en sus labios observó al hombre frente suyo, aún con su brazo alrededor de su cuerpo.

—No tenía conocimiento sobre lo atrevido que era usted, duque Jeon. —Mientras hablaba se tragó los temblores que querían salir entre las palabras, y para que eso no siguiera sucediendo necesitaba que el pelinegro se alejará de él y dejará de tocarlo. Su piel quemaba en dónde sus manos se posaron y un extraño cosquilleo lo invadió en zonas que jamás había explorado.

—No sabe muchas cosas de mí, joven Kim. —Con una sonrisa en sus labios guío al rubio hacia la pista de baile y antes de que comenzarán a sonar los instrumentos quitó su mano de la estrecha cintura y la elevó en dirección del doncel. — ¿Qué te parece un baile? —El menor de los Kim dudo por unos segundos ante la petición. Sobretodo cuando sus pensamientos entraban en conflicto.

La imagen del duque hablando y riendo con la joven Hwang seguía reproduciéndose en su cabeza una y otra vez, torturandolo y provocando que las raíces de inseguridad comenzarán a crecer en su interior. Pero por otro lado deseaba estar más cerca de él, sentir su calidez y el exquisito aroma a tierra mojada y tabaco que desprendía, tan hogareño que odiaba lo desesperado que se volvía su corazón por un simple toque.