Estrellas

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Tanto Jake como Heeseung miraron con preocupación a Sunoo. No sabían porque su actitud había cambiado drásticamente después de que por horas habían conseguido que se relajara.
Jake corrió detrás de Sunoo intentando alcanzarlo para hablar con él, sin tener éxito alguno ya que el más pequeño había tomado un taxi. Jake sabía perfectamente a donde se dirigía, pero tenía que regresar por Heeseung. Volvió a donde se encontraban y miró cómo Heeseung hablaba por teléfono. Aunque se le hizo raro la llamada y más cuando esté colgó de inmediato al verlo, no le tomo importancia.

—¿Todo bien?— preguntó Heeseung.

—No lo alcancé— miro de reojo para atrás—, deberíamos regresar, ya es tarde.

El mayor solo se limitó a asentir con la cabeza. El ambiente estaba completamente estropeado, no había ninguna emoción a flote, y ya era incómodo seguir ahí.
Jake pidió un taxi por aplicación para que fuera más fácil. Al poner dos direcciones dejarían primero a Heeseung y así él podría ir hacia su amigo, Sunoo.
Ambos subieron, totalmente en silencio. Y el auto avanzó.

—¿Les molestaría si me voy por otro camino?— pregunto el conductor. No había especificado para quien era la pregunta.
Ambos voltearon a verse esperando que uno dijera algo.

—Lo que pasa es que hubo un accidente y cerraron la carretera, por eso preguntaba— dijo el conductor al ver la duda de aquellos chicos.

Heeseung hizo el ademán de sonreír y murmuro un "está bien". Jake decidió responder.

—Claro no hay problema.

Sunoo estaba mirando la ventana detenidamente

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Sunoo estaba mirando la ventana detenidamente. Su mente en blanco evitando toda las emociones que sintió.
El carro no avanzaba para nada, estaba estancado, tanto o menos que su ser.
Se abrazó a el mismo como método reconfortante y sin esperarlo una lágrima recorrió toda su mejilla cayendo en su ropa. No la sintió, y así sucedió con más lágrimas, miro el reflejo de la ventana más detenidamente y cayó en cuenta que de sus ojos no paraban de salir pequeñas gotas de agua.
Intentaba desaparecerlas y evitar que hubiera algún rastro, pero era imposible. Mientras limpiaba una lágrima salían dos más. No podía detenerlas.
Todo comenzaba a ser asfixiante, quería gritar, llorar, pero sabía que no le era permitido.

Mientras lloraba en silencio, su teléfono seguía vibrando. Lo saco de su bolsillo y sin tocar la pantalla, esta prendió y así pudo leer un mensaje de Jake.

"¿Estás bien? Ojalá que si. Oí que hubo un accidente y espero que no tenga nada que ver contigo. Solo quiero que estes bien e iré a tu casa, y no recibiré un 'no' como respuesta. Adiós."

Soltó su teléfono en el asiento sin cuidado alguno y volvió a limpiar sus lágrimas. Los ojos ya le ardían por la irritación y por el llanto. Bajo la ventana esperando tomar un poco de aire, el que tanto le faltaba.

—Joven, al parecer esto seguirá así por una hora más...— hablo el conductor. El señor se había dado cuenta del desastre que había en los asientos de atrás, pero decidía ignorarlo.

Una escena másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora