Luces

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Sunoo caminaba a su ritmo, sin prisas. Algo que él adoraba era caminar y admirar cada cosa, aún siendo mínima, que veía por las calles. Le gustaba ver las sonrisas de las personas, así como también le gustaba ver a los niños reír y correr. Ver a las parejas siendo melosas también era algo que veía con añoranza. Sin embargo, en ese preciso momento no podía apreciar de absolutamente nada por culpa de dos personas en específico.
Tanto Jake como Heeseung mantenían una conversación muy cálida. Jake aún sosteniendo el brazo de ambos para que no pudieran huir. Y aunque la amistad entre Heeseung y Jake había comenzado apenas cinco horas atrás, en ese instante ya sabían hasta los pequeños secretos del otro.
Por otro lado, Sunoo se encontraba enfadado y curiosamente incómodo. Nunca en su vida había experimentado ser un tercero, pero por primera vez hubo un punto en que se sintió de mal tercio. Quería esta salida acabará lo más pronto posible, pero a la vez si quería pasar un tiempo con Jake —aunque eso implicara convivir con Heeseung—.

Después de un tiempo en donde Jake sintió que había caminado kilómetros, paró en seco al sentir que no llegaban a ningún lugar.

—¿En dónde está el mentado café?

Sunoo comenzaba a dudar en si decirle realmente en qué sitio era, pero a decir verdad, tampoco quería mentirle. Con mucho pesar, dirigió a Jake y a Heeseung al local que estaba a unos cinco metros de distancia, exactamente en la esquina.

—Aquí es.

Ambos quedaron tan sorprendidos por lo precioso que se miraba la cafetería desde afuera. Llena de luces nítidas y decorada con temática navideña. Jake soltó a los dos chicos y caminó para ingresar al lugar. Recorrió cada detalle con la mirada al igual que estiraba el brazo para palpar los rincones de la cafetería. Heeseung le siguió quedando en la entrada del lugar, se quedó quieto y desde ese punto miro todo a su alrededor observando lo bien decorado que estaba.

Sunoo con tanta normalidad se acercó hasta el mostrador donde día a día hacia su pedido. Jake y Heeseung se sorprendieron al ver cómo su amigo y compañero hablaba un poco más cálidamente de lo normal con la señora. Ambos se acercaron al más pequeño.

—¿Qué pedirás Sun?— Jake invadió su espacio personal tanto que Sunoo podía sentir la respiración de su amigo en la oreja.

—Un macchiato, es lo que siempre pido.

La señora que estaba en el mostrador al ver que Sunoo venía acompañado les ofreció el menú dándoles una hoja en donde se especificaba cada alimento que vendían y cuáles eran los ingredientes de cada uno.

—También tenemos promociones...

Jake al escuchar jalo instintivamente a Heeseung. Ahora ambos invadían el espacio de Sunoo.

—Pueden llevarse dos cafés de la casa más un pedazo de cheesecake por un costo de xx pesos. O también galletas más un café por xx pesos.

Sunoo se removió un poco en su lugar. No soportaba estar hasta el frente, y que su estómago estuviera siendo aplastado por el mostrador. Volteo hacia los chicos para decirles que se quitarán, pero al verlos tan animados solo rodó los ojos y decidió dejarlo pasar.

—A mi por favor me da el macchiato de siempre y una dona glaseada— dijo y estiro el billete para pagar.

Mientras que Sunoo recibía su cambio, Heeseung y Jake seguían en un debate por cuál promoción era más conveniente, aunque al final no se habían decido por aquello.

—Nos da dos capuchinos, las galletas y el cheesecake, por favor— hablo Jake para después sacar una tarjeta de crédito de su billetera y la insertó en donde le indicaron.

Una escena másDonde viven las historias. Descúbrelo ahora