One shots; Kpop Idols ♡

mingyu • seventeen/parte dos

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—¡________!

Aumenté la velocidad de mis pasos, al grado de que la desesperación se apoderó de mí y comencé a correr como desquiciada por el pasillo como si fuese el mismísimo demonio el que venía pisándome los talones.

Mis ojos se iluminaron cuando a lo lejos divisé el almacén donde guardaban los productos de limpieza y me metí allí con la esperanza de que Kim Mingyu no hubiera alcanzado a verme.

Pero no fue así.

Grité asustada cuando el chico abrió la puerta e ingresó al cuarto, dejándonos en las penumbras porque no me había dado el tiempo de buscar algún interruptor para iluminar la pequeña habitación.

Demonios, nunca me lo encuentro tan temprano en las primeras horas de clase, ¿Por qué ahora sucedía esto?

Mingyu prendió la lámpara de su celular para iluminarme y le sonreí torpemente, muriéndome internamente por los nervios.

—¿Por qué huyes de mi?

—N-no estaba huyendo... —le respondí, sintiendo el calor en mis mejillas por sentirme acorralada.

—Claro que lo hacías —sentí cómo se acercó y mi ritmo cardíaco aumentó—. Te conozco y se cuando estás mintiendo. Ahora dime por qué estabas huyendo de tu novio.

Lo miré y no opuse resistencia cuando sus brazos se envolvieron alrededor de mi cintura, abrazándome a él. Ya había apagado la linterna de su teléfono y lo había dejado sobre un bote de basura que se encontraba en el lugar.

Me estremecí cuando sentí su tibio aliento acariciar la piel de mi cuello.

—¿Estás molesta conmigo?

Negué, moviendo lentamente la cabeza.

Él continuó hablando y dejando pequeños besitos en mi cuello que me hacían suspirar internamente por la deliciosa sensación—. ¿Entonces por qué corriste cuando te hablé?

—E-es solo que no me peiné bien y me dio pena que me vieras así... —dije, sintiéndome estúpida por lo que dije pero fue lo mejor que se me ocurrió en ese instante.

Sentí su risa en mi cuello y no me quejé para nada cuando me cargó y me sentó sobre una especie de mesa que estaba repleta de pomos de detergente y papel de baño. Mingyu recorrió algunas cosas con su mano para que me acomodara bien y él tomó espacio entre mis piernas, dejando sus manos apoyadas a cada lado de mi cuerpo.

Me sentí acorralada e intimidada por nuestra cercanía, pero aún así no despegue ningún momento mis ojos de los suyos.

—¿Entonces mi bebé no está enojada conmigo?

Sonreí tontamente por la forma en que me llamó y volví a negar meneando levemente la cabeza.

—Aunque no te hayas peinado te ves muy linda. Siempre eres linda no importa como luzcas o la ropa que lleves. Eres la chica más linda que mis ojos han visto.

Lo miré con ternura y estrujé sus mejillas. Era el ser más dulce cuando se lo proponía.

—Mírate, estás todo grandote y lleno de músculos pero en el fondo eres un bebé. ¿Por qué eres tan lindo? Mi corazón se derrite por tu culpa —le dije sin dejar de apachurrar sus mejillas y él me sonrió en respuesta.

Vi como levantó su brazo para ver su reloj de muñeca y mi corazón se saltó un latido cuando sus ojos me miraron de vuelta.

Había una pizca de complicidad y deseo en sus ojos.