Capitulo 6

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Arabasta, Alubarna

Faltaban dos dias para mi coronación y la multitud parecía estar afanada en que cada detalle dentro del castillo fuera perfecto. Por otro lado, podía ver cómo mi pequeño sol se alejaba con cada luna que pasaba. Al principio simplemente parecía molesta pero ahora solo pasa a mi lado como si no existiera.

- Ya se le pasará

Me consolaba Pell mientras yo intentaba fingir demencia. Nadie sabía de aquel pequeño desacuerdo entre la peli azul y yo, ni siquiera mi padre; no tenía tiempo para poder hablar con el, los preparativos consumían mi tiempo y energía.

- Señorita, es hora de la prueba de su vestido.

- Señorita, necesitamos su aprobación en la decoración.

- Hija mía, ven a probar el banquete.

Incluso mi padre tenía que ayudarme en ciertos acontecimientos; comenzaba a sentir que la presión me asfixiaba.
Y así llegó la noche, una noche no tan fría como de costumbre. La ciudad ya había empezado con las celebraciones y el pueblo estaba muy animado.
Oí afuera de mis aposentos un par de pisadas que se detuvieron frente al gran pedazo de madera.

"Por favor que no sean más preparativos"

Al terminar mi pensamiento las puertas se abrieron de par en par dejando ver a una chica alta, de tez morena, ojos verdes y una sonrisa de oreja a oreja.

- Ya llegó tu mejor amiga desde el otro lado del mundo.

Me lance a sus brazos una vez reconocí de quien se trataba.

- Cleo, llegaste.

Dije aun en nuestro abrazo. Cleo había sido la persona con la que pase la mayor parte de mis días cuando éramos solo dos infantes. Su madre era la mejor amiga de la mía, solíamos correr por los pasillos, jugábamos a las princesas e incluso las personas solían confundirnos por hermanas.

- Como no iba a llegar al día que tanto esperábamos de pequeñas.

Se separó mirándome tiernamente.

- Eres toda una mujercita

Reí dándole un golpe en el hombro.

- Tenemos la misma edad no exageres.

La chica entró junto con dos grandes maletas siendo cargadas por guardias del palacio.

- Déjenlas por aquí chicos, son un amor por haberlas traído.

Les lanzó un beso a cada uno provocándoles un sonrojo a ambos. Reí a lo bajo rodando los ojos, mi querida amiga era todo lo que yo no. Alegre, extrovertida, fiestera y sobre todo...

- Y aparte tan adorables.

Coqueta.

- Su majestad

Ambos se despidieron de mi con una reverencia no sin antes darle un vistazo a las descubiertas piernas de la castaña.

- Y bien...

La Oveja Negra Del Desierto Donde viven las historias. Descúbrelo ahora