Parte IV: Encuentro

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"Existe una doble dimensión en el ser humano. Por un lado, es cuerpo mortal, corruptible, finito, y como tal, está atrapado en el mundo sensible. Pero también tiene un alma, inmortal, eterna, incorruptible. Lo que ocurre, es que el alma se ha caído del mundo de las ideas, al que pertenecía, quedando desde entonces encerrada en un cuerpo que ha olvidado todo lo conocido en el mundo de las ideas. Un cuerpo al que estará encadenado hasta la muerte, regresando, por fin, al mundo de las ideas" Teoría antropologica del filoso Platon.

La puerta del cuarto de Isabel sonó bajo los golpes que doña Mimi le dio a la puerta a eso de las diez de la noche. Isa, Fer y May que estaban charlando de cualquier cosa al azar aunque lo que más las unia era la música obviamente, saltaron asustadas en el suelo ya que estaban concentradas en sacar los acordes de una canción que sonaba bajito en la radio mientras en el piso de abajo de la casa se llevaba a cabo una bohemia como las de siempre. Al estilo Lascurain o Meade dependiendo de dónde se realizará la reunión.

Fer sonrió con gusto al suponer lo que ese pequeño sonido significaba y miró automáticamente a Mayte para dejarle ver su emoción pero la entonces colorada no estaba muy atenta a la emoción reflejada en su rostro. Toda la ilusión que le causaba cantar con May se desvaneció cuando esta bostezo con todas las ganas de acostarse a dormir en ese mismo instante mientras Isa hablaba con su madre en la puerta del cuarto para ver qué necesitaba de ellas o si todo estaba bien.

El brillo en los ojos verdes de Fernanda se negó a desvanecerse hasta obtener una negativa en palabras por parte de la colorada y obviamente de Isa se tuvo que recordar internamente ya que su corazón enamorado se había olvidado de la hermana mayor de la joven muchacha que se había adueñado de su corazón desde ¿Cuándo? Se cuestionó siempre pero nunca pudo ponerle un tiempo o momento exacto, amaba a Mayte desde que tenía memoria.

¿Estaría loca? ¿Enferma? Se cuestionó esa noche a sus diecisiete años mirando con el sentimiento que se negaba a abandonarla y asintió en silencio sabiendo que esas eran las únicas dos razones posibles para ese raro ritmo en el que le latía el corazón, para esa sensación rara que se le presentaba en la boca del estómago, para esas ganas locas de conocer la textura que tienen los labios de la colorada.

Su madre la mataría, eso era lo que siempre le seguía al pensar en lo que le pasaba con Mayte. La mataría y luego a Mayte y haría el peor escándalo posible o la internarla en un loquero donde le harían terapia de shock con electricidad o le inyectaron cosas para que deje de pensar en esas cosas. Quizás le pedía al párroco de la iglesia que le hiciera un exorcismo o la enviaba a San Luis para alejarla de Mayte.
De su madre podía esperar eso sin dudas, se recordaba cada vez que había estado a punto de contarle a la causante de sus dudas sobre sus pensamientos con ella.

-May: Fernandita? Ne? Estás bien?-Cuestionó moviendo la mano frente a los ojos de la morocha- Isa te espera para bajar a cantar, tío Oscar te llama!

-Fer: no vienes?-Cuestionó cuando la bajita no se paró detrás suyo- Seguro nos piden cantar algo a las tres!-pidio haciendo puchero- vamos mí May, por fis!

Los ojos castaños de Mayte se posaron por solo veinte segundos en los verdes suplicantes de la morocha que esperaba ansiosa una respuesta. ¿Se había podido negar alguna vez a la petición de Fernanda? Se cuestionó la mayor de ambas mientras agarraba la mano de su Fernandita para caminar detrás suyo dispuesta a cantar las canciones que fueran necesarias para sacarle una sonrisa a la morocha. Era su mejor amiga y nunca le temblaria el pulso para hacerla feliz, se aseguro internamente mientras escuchaba como Fer e Isa debatían sobre la canción que cantarían delante suyo pero sin dejarla atrás ya que sus manos permanecían unidas.

No me arranques de ti-MayferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora