Parte XI: Sola, sola, sola

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"Me gustaría que estuvieras aquí conmigo, o yo allá contigo, o que estuviéramos juntos en cualquier lugar" Mario Benedetti.

"Comida y descanso" las dos cosas que le recetó el médico antes de firmarle el alta médica tras comprobar que sus signos vitales habían mejorado, que su mareo había desaparecido y que estaba lista para continuar con su vida... pero ¿cómo comer si su estómago parecía atado con una soga en el comienzo y sacudido con un puñetazo cada vez que algo entraba en él? ¿Cómo descansar si cada vez que cerraba los ojos rogaba por despertarse de toda esa pesadilla? Se cuestionó mientras caminaba hasta la sala de esperas dónde estaba ya gran parte de la familia de Fernanda.

Todas las miradas se clavaron en ella y en su caminar lento, en la palidez de su rostro, en las ojeras bajo sus ojos, el temblor leve de sus manos que delataban la ingesta desbordada de cafeína y la falta de sueño en su organismo. No se atrevió a levantar la mirada del suelo, no podría explicarle a ninguno de los allí presentes lo que le pasaba a Fernanda, no podría consolar a su tía Margarita que hablaba con Claudia en un rincón, ni podría comentarle nada a ninguno de los hermanos de la morocha porque no sabía qué decir.

Isabel le sugirió que se fuera a su casa porque era lo que tenía que hacer y ella lo sabía, ella sabía que Fernanda no iba a despertarse, que Fernanda no la necesitaba ahí, que ella era la nada misma en ese lugar, en ese momento y entre todas esas personas que eran la familia de la morocha.
Se negó sin querer romper el silencio, se negó porque había jurado cuidarla, había prometido estar ahí aunque nadie supiera eso.

-Isa: Vamos,Chi! Ve a descansar, no hay nada que podamos hacer aquí. La Ne va a estar bien pronto, los médicos dijeron que sus signos mejoraron y es cuestión de esperar unas horas-alentó con los nuevos avances de su amiga y May la miró con los ojos brillando- está mejorando lentamente pero bueno, ahí va...

-May: No quiero irme, mana, no podemos dejarla sola acá!-explica mirando de reojo a Claudia que la miraba fijamente desde la otra punta- no puedo volver a dejarla sola...

-Isa:-la mira confundida y la abraza- Mayte, ya hicimos mucho en estos días, lo mejor es que vayas a descansar. Cuando María despierte podemos pasar a verla y todo quedará como un simple recuerdo más...

Mayte la miró a los ojos sabiendo muy en el fondo de su corazón que ya no había vuelta atras, que no podrían volver a fingir que todo era un simple recuerdo porque...porque su corazón ya no latía igual desde que Fernanda no estaba, porque su mente estaba invadida, inundada, desbordada de Fernanda y de cada momento juntas, de cada momento separadas. Simplemente de Fernanda.

Todo su interior parecía negarse a abandonar su historia, casi como si el mismísimo Tiempo estuviera queriendo jugar con sus recuerdos o como si el amor y el tiempo estuvieran complotados en hacerle ver por fin que jamás había sido amor de primas o de mejores amigas lo que sentía por la morocha. Para mostrarle de una buena vez que los hombres que pasaron por su vida solo sirvieron para que aprenda lo que no era el amor.

Asintió sin estar convencida cuando Claudia le pidió con señas que se fuera de allí. Miró a Héctor que estaba sentado a unos cuantos metros de ellas hablando con el hermano mayor de Fernanda y suspiro antes de acomodarse un mechón de pelo detrás de su oreja derecha antes de pedirle las llaves de su auto a Isa.

-Isa: deja y te llevo yo, no estás en condiciones de manejar, mañana te llevo el auto para que puedas salir

-May: pretendo volver en unas horas asique prefiero irme sola, necesito, necesito un poco de aire y espacio. Pero gracias, mana, te llamo al rato-la saluda rápidamente pero Isa le toma el brazo antes de que pueda irse.

No me arranques de ti-MayferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora