Parte VII: Hubo una vez(+18)

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Crisis, lo que todo mortal en algún momento sintió que estaba teniendo en su vida es una crisis pero nadie, jamás, imagino que hasta en el mundo cósmico, astral, religioso o como quieran determinarlo. Hasta en ese plano, las almas siguen siendo igualmente atravesadas por las crisis.
Y no hay peor sensación, peor dolor e inquietud que esa de saber a un hijo perdido.

Así estaba el cielo en ese momento, como si hubieran arrancado la calma, la paz, el equilibrio y hubieran destruido el nido que toda madre o padre siente vacío cuando los hijos se van. Este no estaba vacío solamente, este estaba devastado, explotado, en coma como el cuerpo terrenal dónde supuestamente debería estar el alma de la heredera de todo eso.

Ada sabía que su hija estaría bien, porque tenía que estar bien pero el no saber dónde carajo encontrarla la estaba poniendo histérica. Podía entender el carácter de su hija, la costumbre de aislarse, la de refugiarse pero también tenía que tomar conciencia de que al formar una vida, una familia como todos los mortales, tenia que responder a ciertas responsabilidades.

Si quería dejar su cuerpo mortal, si lo quería dormido durante años, le valía madres siempre y cuando supiera dónde encontrarla o se mantuviera cerca para evitar el desenlace trágico de esas situaciones, que los cuerpos empiezan a desaparecer lentamente, primero la deshidratación, luego la evaporación de la sangre, causando que los sistemas del cuerpo fallen, que los órganos no cumplan sus funciones y que las células mueran sin poder hacer nada.

Ada sabía que eso era lo que pasaba con cada cuerpo al que sus almas no habían vuelto y, repitió, si la decision de Fernanda era morir para volver a su lado, lo entendía y lo respetaba. Solo que en medio de toda esa situación estaban las hijas que había decidido tener, las dos jovencitas que no tenían culpa de nada y que sin ella sufrirían el doble o el triple que cualquiera de las personas que pudieran ser parte de la vida de la morocha.

Y Samanta lo entendía, entendía la postura de su esposa pero ya había intentado dar con su hija, al menos para pedirle que no hiciera cosas de las que pudiera arrepentirse luego, para advertirle que esa era su última oportunidad para vivir como una simple mortal pero la morocha no había respondido a sus llamados de atención, no había dado señales siquiera de estar cerca de su cuerpo. El alma de Fernanda no estaba y no podían hacer nada contra eso solo intentar localizarla.

~~~

"Hubo una vez que mí sol era el sol de las dos...

La puerta del cuarto de Mayte se abrió a los veinte minutos de que la rubia se hubo acostado y los pasos de Paloma apenas se sintieron en su trayecto hasta el borde de la cama de su madrina quien al escuchar el casi inaudible sonido del picaporte girar, entre abrió los ojos atenta a cualquier necesidad de sus cuasisobrinas.
La morochita la miró con una sonrisa apenada cuando se encontró al borde de la cama de su madrina y Mayte le sonrió antes de levantar el borde de las sábanas con las que estaba cubierta en una clara invitación a que se sume a ella en la cama.

Paloma no solía dormir con nadie, hacía años que había dejado de cruzarse a la cama de sus padres y sin ningún esfuerzo por parte de Fernanda o Héctor. Ambas muchachas habían heredado esa independencia que Fernanda adquirió con el tiempo, con los años y la madurez luego de transitar una etapa tan dura en su infancia debido a la dependencia emocional que tuvo con su cuata.
Pero esa noche, la más chica de las hijas de Fernanda, necesitaba de toda la contención y seguridad que su madrina siempre había sabido brindarle desde que era una pequeña y se refugiaba en casa de Mayte cuando las cosas entre sus padres no estaban tan bien.

Por suerte, la casi adolescente, siempre había asegurado que sus padres no habían podido elegirle una mejor madrina que la bajita y Mayte nunca se cansaba de agradecerle a su mejor amiga por haberle dado el privilegio de ser madrina de una de sus hijas.

No me arranques de ti-MayferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora