Parte X: La diferencia

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"Entonces te das cuenta, que no es quien te mueve el piso, sino quien te centra...

¿Cómo reconocer el amor si no sabemos siquiera cómo es? Cómo reconocer algo que nunca conocimos en realidad?

May tenía cierta idea de lo que era el amor, ciertas reacciones físicas y emocionales que había unido toda su vida al concepto del amor, pero...eso era amar? Realmente había ella conocido el amor romántico en algún momento de toda su vida?

Si, quizás se había enamorado alguna que otra vez, había querido a Fernando como no pensó querer a nadie, había querido a Edgardo como alguien especial en su vida pero no lo suficiente para intentar amarlo el resto de su vida. Se había enamorado hasta los huesos (según ella) de Manuel Mijares sin considerar la sola idea de que el hombre era ese capricho que no tenía y que por eso le resultaba tan importante.

Y luego...nada, luego había noviado poquito a comparación de sus compañeras de grupo y vida pero ya está, hasta ahí había llegado su conocimiento del amor.
Le había cantado toda su vida al amor sin siquiera saber amar a alguien como aman los corazones enamorados, las almas destinadas a ser una a pesar de todo, como la mismísima encarnación del amor la ama a ella.

Quizás nunca había conocido en sentimiento del amor romántico que te cala los huesos, te calma el corazón y te llena el alma pero sin dudas se había cruzado desde hace cinco vidas con el mismísimo amor hecho persona, con el ángel y guardián de aquel regalo tan especial que el diablo le hizo a la humanidad... O quizás, el regalo que le hicieron especialmente a ella.

Pero... cómo podía amar a alguien si no sabía lo que era amar realmente? Para ella, el amor tenía que ser algo que llega de pronto, que nos roba el aire, nos nubla un poco la razón, nos acelera el corazón de tal manera que parece que va a explotar. Es esa pasión que debería correr por las venas, el encanto instantáneo pero de construcción lenta. Lo intenso y desbordante.

¿Es entonces eso el amor? Como una ráfaga que pasa, como un infarto a los sentimientos que asusta, duele y a veces mata? Cómo un intenso sol de verano que quema y lástima la piel? El desborde sin control que nunca, pero nunca, tiene un buen final?

Mayte no lo sabía pero era eso lo que había sentido durante todas sus relaciones, la falta de seguridad, la falta de un suelo firme al que pisar, la necesidad de ser algo y no alguien. La de ser un algo maleable a gusto y antojo de quién estuviera a su lado.
Había sido un algo hasta que se separó de Fernando, hasta que entendió que ella era alguien por fuera de los pensamientos y gustos de otros, que ella era hermosa, inteligente, capaz, era el arte hecho persona.

Y Fer la había visto florecer en cada una de sus etapas, la había acurrucado en su pecho para que limpie su corazón luego del divorcio, la había acogido entre sus sábanas cuando la depresión de la adolescencia la atormentó. Había besado sus lágrimas para secarlas y las había hecho caer cuando el corazón necesito limpiarse.

...Y aunque no quieras este amor que yo te ofrezco...

Fer la había aplaudido con los ojos desbordando de orgullo cada vez que floreció con más fuerza de la que ella misma pensó tener hasta que sin pensarlo bien, también le rompió una parte del tallo dejándola agonizante sin el sol de su sonrisa. Privandola del agua de su compañía, de su amor, del amor...

Y ahora? Ahora esa morocha parecía estar vengandose por cada momento en el que ella no había sabido cuidar el corazón mal trecho de su mejor amiga. Ahora Fernanda parecía querer dejarla secar en medio del desierto que era su vida sin ella, se aseguro esa misma mañana mientras llevo a María y Paloma para que buscarán sus cosas del colegio en su casa.

No me arranques de ti-MayferDonde viven las historias. Descúbrelo ahora