Capítulo 1

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Viernes 10 de febrero, 22:30 pm.


—No creo que sea buena idea ir a ver strippers —habló Anne apenada.

—Oh, vamos. No seas aburrida.

—¡No lo soy!

—Entonces deja de decir cosas aburridas.

Ella suspiró mientras se cambiaba de ropa, por tercera vez.

Anne, es una de mis mejores amigas. Estatura promedio, cabello rubio y largo, ojos marrones, labios finos, nariz pequeña, atlética. Ella trata de mantener la calma entre nosotras en el piso, aunque a veces es a la que más se le va la olla. Ambas nos parecemos bastante, aunque yo vivo en mi burbuja personal, nunca me entero de nada. No molesto a nadie, pero si no he comido en algunas horas... Arranco a regalarles miradas de odio a todas.

—¿Me prestas el top rosado? —chilló yendo a mi habitación.

—No —respondí desde el sofá.

—Vengaaa.

—Bueno, pero ¡apurate que vamos a llegar tarde!

Anne era la más indecisa a la hora de vestirse, o le gusta todo, o no le gusta nada. No había punto medio. Por mi parte me ponía lo primero que encontraba, llevaba unos pantalones verde seco y cargo, botas y un top sin mangas negro con la parte de abajo en v.

Esa tarde había ido a ver a mis padres, en su papelera. No vivía muy lejos del lugar, así que podía ir caminando. Cuando abrieron un instituto cerca de casa, ellos decidieron abrir la papelera y les fue de maravilla. Pues, era la única en ese momento, ahora hay un par más, pero de todos modos siempre está lleno de padres y madres comprando cosas para sus hijos. Ellos me habían ofrecido trabajo ahí, pero no se me daba bien atender a las personas que venían a último momento por una cartulina. No tenía paciencia para eso. Los niños se me daban bien, había cuidado de mi hermanita varias veces. Aún así, preferí alejarme de ahí. El trabajo en el cine, me gustaba más. Era mucho más tranquilo, porque no había elegido atención al público, claro.

—Estoy lista —apareció Anne en la sala.

Se había puesto el top con tirantes, rosa, con unos pantalones negros y botas. Le queda genial.

—Al fin.

Tomamos nuestros respectivos bolsos y salimos del piso. En el coche me estuvo parloteando de lo que había aprendido hoy en su clase. Anne quiere ser veterinaria, ama a los animales. No sé cómo todavía no nos llenó la casa con ellos... A mi me hubiera gustado seguir esa carrera, pero no hubiera sido capaz de aguantar la muerte de algún perrito. Ya tenía suficiente con las películas, no sé si es peor Hachiko o La razón de estar contigo. Ambas me habían destruido, aún así las miraba cada tanto.

Luego de un rato llegamos al club. Había una fila larga, sin embargo, para nuestra suerte, nuestras amigas ya estaban en la fila. Solo debíamos encontrarlas. Fuimos caminando entre las señoras que estaban en la fila. La mayoría eran mujeres mayores de treinta años, nuestras caras aniñadas resaltan entre ellas. Tratamos de vernos más adultas. Zapatos altos, escotes pronunciados y la boca roja... O en mi caso color vino. No me gusta mucho el rojo en mis labios, prefiero un tono más oscuro.

—¡Allí! —chilló señalando a Morgan y Kelly.

Estaban cerca de la entrada, solo tenían a cuatro personas adelante.

—¡Holis! —nos saludamos con abrazos.

—¡Qué guapas están! —nos dijo Morgan.

Morgan y Kelly, mis otras dos mejores amigas. Morgan es la más alta del grupo, ojos azules, cabello negro largo, piercieng en la nariz. Llevaba pantalones de cuero, botas y un corset blanco. Ella es un poco más de sangre caliente, se enfrenta a cualquiera sin temblarle la voz. Luego está Kelly, cabello y cejas teñidas de rosa, ojos color miel, tatuajes por todo el cuerpo, labios gruesos. Llevaba pantalones grises con un body negro y botas. Ella es la más emocional del grupo, muy de corazones y flores. Todo es armonía. Solo la vi enojarse una vez, cuando se metían con su hermana pequeña. Ella la defendió ante todos y de ahí nunca más la molestaron. No quiso contarnos qué fue lo que hizo, a medida que pasaba el tiempo ya fuimos desistiendo.

El chico del clubDonde viven las historias. Descúbrelo ahora