Capítulo 4

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Nuevos Gustos

Mientras tanto, en las profundidades de la mente de Charlie, una pesadilla se desataba sin piedad. Se encontraba en un mundo distorsionado donde todo lo que conocía se torcía en su contra. Vaggie, Lucifer, Ángel y todos los demonios del infierno se burlaban de ella, ridiculizando sus sueños y desestimando sus esfuerzos.

Vaggie se acercaba con una mirada llena de desprecio. "¿Quién te crees que eres para intentar cambiar las cosas aquí? Eres una ilusa, Charlie, siempre lo has sido y siempre lo serás", susurraba con voz venenosa.

Lucifer se erguía con su porte regio, mirándola con frialdad. "¿Crees que puedes hacer algo significativo con este lugar? Eres una niña jugando a ser gobernante, pero nunca llegarás a ser digna de llevar mi nombre", declaraba con desdén.

Ángel Dust reía con malicia, balanceándose en el aire con una sonrisa burlona. "¿Qué te hace pensar que alguien te tomaría en serio? Eres solo una princesita mimada que no tiene idea de cómo funciona el verdadero infierno", se burlaba con crueldad.

Incluso los demonios más oscuros se unían al coro de desprecio, riéndose de sus aspiraciones y menospreciando sus esfuerzos. Charlie se sentía cada vez más pequeña y vulnerable, perdida en un mar de dudas y autodesprecio.

Justo cuando parecía que la pesadilla nunca terminaría, una figura familiar apareció entre las sombras. Alastor, con su sonrisa siniestra y sus ojos centelleantes, se acercó a ella con paso seguro.

"No les prestes atención, querida Charlie", susurró Alastor con voz calmada pero firme. "Ellos no entienden tu potencial, pero yo sí. Ven conmigo y juntos conquistaremos este lugar, mostrándoles a todos quién es la verdadera reina del infierno".

Las palabras de Alastor resonaron en la mente de Charlie, llenándola de una nueva determinación y confianza en sí misma. A pesar de las dudas y los miedos que la atormentaban, sabía que podía confiar en él para guiarla por el camino correcto.

Con un último vistazo a los espectros de su pesadilla, Charlie se volvió hacia Alastor, su salvador en la oscuridad. "Te seguiré a donde sea necesario, Alastor", declaró con determinación. "Juntos dominaremos este infierno y demostraremos que soy más que lo que ellos creen".

Alastor sonrió con satisfacción, sabiendo que su plan para manipular a Charlie estaba dando frutos. Con cada paso que daba hacia su control sobre ella, se acercaba un poco más a su objetivo final: convertirla en su esclava sumisa y obediente, dispuesta a hacer cualquier cosa por el.

Con la pesadilla disipándose lentamente, Charlie se despertó con un sobresalto, su corazón aún latiendo con fuerza por la intensidad del sueño. A su lado, Alastor observaba con interés, su presencia ominosa llenando la habitación.

"¿Estás bien, querida Charlie?" preguntó Alastor con una sonrisa enigmática.

Charlie asintió lentamente, todavía recuperándose del impacto de la pesadilla. "Sí, estoy bien. Solo fue una pesadilla", respondió con voz temblorosa.

Alastor se inclinó hacia ella con un aire de complicidad y la abrazó suavemente. "Las pesadillas pueden ser engañosas, pero siempre estoy aquí para protegerte, querida Charlie", dijo con suavidad, depositando un beso reconfortante en su frente. "Recuerda, nunca estás sola mientras yo esté cerca".

Charlie sintió una oleada de emoción al escuchar las palabras reconfortantes de Alastor. Por un momento, se permitió aferrarse a la sensación de seguridad que él le proporcionaba, dejando de lado sus dudas y temores.

"Gracias, Alastor. Realmente aprecio tu preocupación", respondió Charlie con una sonrisa sincera, sintiéndose reconfortada por su presencia.

Con un gesto elegante, Alastor se levantó de la cama y se acercó a la ventana, mirando hacia el horizonte con una expresión pensativa. "Ahora que estás despierta, ¿te gustaría salir a pasear un poco? Podemos ir al bar o simplemente dar una vuelta por el Hazbin Hotel", ofreció, girándose para mirar a Charlie con una sonrisa traviesa.

Corrupción Carmesí (AlastorxCharlie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora