capítulo 6

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Esclava del deseo

En la oscuridad de la noche, Charlie y Alastor descansaban juntos en la cama, envueltos en un silencio lleno de satisfacción. Pero para Charlie, ese silencio no era vacío, sino que resonaba con el eco de su nueva identidad, una identidad que la llenaba de una emoción salvaje y embriagadora.

Mientras revivía mentalmente los eventos de la noche anterior, Charlie sentía una oleada de adrenalina recorrer su cuerpo. Cada golpe, cada grito de terror, cada gota de sangre derramada le recordaba la excitación y la liberación que había experimentado al sumergirse en la oscuridad de su verdadera naturaleza.

La mirada de Charlie se posó en Alastor, quien yacía a su lado con una sonrisa siniestra en los labios. En ese momento, ella no podía evitar sentir una adoración casi reverencial por él. Sabía que sin Alastor a su lado, nunca habría alcanzado las alturas de poder y satisfacción que ahora disfrutaba.

"¿No te sientes viva, querida Charlie?", preguntó Alastor, su voz resonando con una mezcla de satisfacción y anticipación.

Charlie asintió con entusiasmo, pero en su interior, la emoción ardía como un fuego voraz. "¡Por supuesto, Alastor!", respondió con una risa traviesa. "Anoche fue simplemente glorioso. Demostramos nuestro poder y dominio como nunca antes".

La emoción de la noche anterior aún palpaba en el aire, alimentando la complicidad entre Charlie y Alastor. Sabían que habían cruzado un umbral juntos, abrazando su verdadera naturaleza como demonios sin remordimientos ni dudas.

En cada gesto, en cada mirada, en cada palabra, Charlie demostraba su obsesión por Alastor. Sus ojos brillaban con una devoción sin límites, siguiendo cada movimiento del demonio con una intensidad casi enfermiza. Cada vez que Alastor hablaba, sus palabras resonaban en la mente de Charlie como un mantra, alimentando su obsesión y fortaleciendo su dependencia.

Cuando Alastor entraba en la habitación, el corazón de Charlie latía con una emoción desbordante, su presencia llenando el espacio con una electricidad palpable. Cada momento a su lado era como una droga, una necesidad insaciable que la consumía por completo. Y aunque intentaba ocultar su obsesión detrás de una máscara de calma y compostura, sus ojos revelaban la verdad de su devoción ardiente.

En sus pensamientos, en sus sueños, en cada fibra de su ser, Charlie solo podía pensar en Alastor. Su mente estaba llena de imágenes de él, de fantasías de un futuro juntos, de un mundo donde solo existieran ellos dos. Cada vez que cerraba los ojos, era la figura de Alastor la que aparecía ante ella, dominando sus pensamientos y deseos más profundos.

Y aunque intentaba mantener una fachada de control y determinación, en lo más profundo de su ser, Charlie sabía que su obsesión por Alastor la consumía por completo. No había nada en el mundo que deseara más que estar a su lado, servirlo y complacerlo en todo lo que él deseara. Para Charlie, Alastor era su todo, su razón de ser, su obsesión más oscura y apasionada.

Con una sensación de satisfacción y poder, Charlie se acurrucó más cerca de Alastor, encontrando consuelo en su presencia reconfortante. Pero en su interior, un deseo ardiente la consumía, un deseo de más poder, más control, más... Alastor.

A la mañana siguiente, el Hazbin Hotel despertaba con una energía diferente, una energía que reflejaba la transformación de su líder. Charlie emergió de su habitación con una mirada feroz, su mirada brillando con la intensidad de su obsesión por Alastor y el poder que compartían.

Mientras caminaban por los pasillos del hotel, Charlie y Alastor eran recibidos con miradas de respeto y admiración por parte de los otros demonios. Pero para Charlie, esas miradas no eran suficientes. Quería más, necesitaba más. Necesitaba que todos los demonios, incluida ella misma, se postraran a los pies de Alastor y reconocieran su dominio absoluto sobre el infierno.

Corrupción Carmesí (AlastorxCharlie)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora