Capítulo 1

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     Jamás pensé que ser hijo de un famoso iba a ser tan difícil. Y más, si ese famoso fallece.

      Mi nombre es Jade Night, soy hija de Yuri Kawasaki, vocalista de Triple F. Una banda de rock muy conocida en su tiempo y hasta ahora. Mamá tuvo complicaciones en el parto y murió cuando yo nací. Fui criada por mi papá, sabrán que él es Jairo. Y por Gemma, la mejor amiga de mamá. Ella fue como una madre para mí, siempre trataba de que no me falte nada, me amaba y se preocupaba por mi en todo momento, al igual que su esposo.

      Adam, es el hijo de Gemma y Blas. Un chico con ojos color café, y físicamente idéntico a su padre, aunque tiene el pelo negro, algo largo y lo usa hacia el lado izquierdo donde tiene un lunar abajo del ojo cerca del cachete igual que su madre, sólo que ella lo tiene más cerca del ojo. Él, era como un hermano mayor para mí, porque fuimos criados juntos —es tres años mayor que yo—, pero... aunque crecimos juntos, no íbamos a la misma escuela. Aún así, él sabía todo de mí, hasta mi más íntimo secreto, pero lo que nadie ni él sabía, era la culpa y el odio que sentía por ser la hija de Yuri. 

      Desde que empecé tercer grado sólo eran molestias, abusos e insultos de parte de mis compañeros, por ser la "asesina" de la famosa cantante. 

      Todos los días, era lo mismo. Era tanto, que llegó a molestarme tener cerca a papá. Sentía cierto enojo hacia él, por permitir que Yuri haya sido mi madre. 

      Odiaba ser hija de ellos, deseaba ser de verdad la hija de Gemma y Blas. 

      Trataba de esconderlo siempre, pero era tanto el desprecio hacia mi padre que ya no podía ocultarlo más y salía sólo. En sexto grado, me empecé a revelar contra él, le hacía la contra siempre y a veces, sin darme cuenta. Tal vez era mi forma de desahogarme, pero no quería tenerlo cerca, era arrogante, egoísta, orgulloso y asqueroso, para mí. 

      Al final, sin darme cuenta me estaba describiendo a mí misma. Sin dudas, me había hecho igual a él. 

      Cada vez que discutíamos en serio, estallaba todo. No me callaba nada y muchas veces, le dije cosas que lo lastimaron. Luego, no nos hablábamos por días, o siempre era yo la que le volvía a hablar primero, aunque seguía enojada.

      Una vez, en una de esas discusiones, metí la pata y hasta el fondo. Estaba alistándome para asistir a la escuela, pero de tan enojada que estaba, porque no quería ir, comencé a dar portazos cada vez que cerraba una puerta. Cuando fui a la cocina para desayunar, tomé sólo la chocolatada sin sentarme y dejé las medialunas donde estaban. Al apoyar la taza sobre la mesa, lo hice con fuerza. Papá estaba preparando su té sobre la mesada y se dio vuelta para mirarme. 

      —¿Te levantaste de mal humor? —preguntó con  voz grave, demostrando autoridad. 

      —No te importa —le contesté, dándole la espalda. 

      —Jade, hablame bien. Soy tu papá y me tenés que respetar... —agregó, acercándose a mí. Me giré y lo miré. 

      —¡Ojalá no lo fueras! —le grité—. ¡Ojalá fuera la hija de Gemma y Blas, no tuya... y de esa tonta! —hice una pausa—. ¡Odio ser hija de ustedes! —agarré mi mochila, salí de casa sin saludarlo y me subí al auto de Miguel, el asistente de papá ya que él me llevaba a la escuela. 

      Antes de salir de casa, pude ver la cara de papá, y quedó sorprendido con lo que le dije. Estoy segura de que le dolió, pero ya no aguantaba más. 

      Era lo que sentía y se lo hice saber.

      Estuve toda la mañana pensando en lo que había pasado. Me sentía muy triste y ya no soportaba más esta situación.

~Sueños, Amores y vueltas del Destino (Segundo Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora