Capítulo 5

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      -Jade-

      Un día, Gemma me invitó a su casa a comer al mediodía y papá me llevó, porque todavía no iba a trabajar. Ese día también estaba Harry y me sorprendí cuando ví a Adam entrar a la casa. No sabía que volvía de la gira, así que apenas lo vi, me  levanté, corrí hacia él y lo abracé. Luego nos acomodamos y nos contaba cómo fue la gira. 

      Un rato más tarde, estábamos sentados en el living viendo películas mientras comíamos los chocolates que una tal Laura le regaló. Harry, Gemma y papá hablaban en la cocina. 

      —¿Querés ir a acostarte? —le pregunté, al notar que se estaba durmiendo mientras le acariciaba el aro que tenía en su oreja derecha. 

      —No, estoy bien… —con los ojos un poco cerrados— ¿puedo apoyarme en vos? —preguntó, sin mirarme. 

      —Si —contesté. Se acostó en el sillón apoyando su cabeza en mis piernas—. Pensé que te ibas a apoyar en mi hombro —dije, riéndome. Él sonrió  y se durmió. 

      Era tanta la confianza que teníamos que eso era normal en nosotros, no me sentía nerviosa ni nada por el estilo. Mientras él dormía, yo jugaba con su pelo. Era muy suave.

      Unos minutos más tarde, nuestros padres se acercaron al living y mi papá, al verlo, frunció el ceño y me hizo seña con la mano, juntando los dedos hacia arriba como preguntando “¿qué hace ahí?”. Yo encogí los hombros y me reí. 

      —Estaba cansado… —le dije. 

      —Ahí tiene el sillón… —dijo mi padre, señalando el otro sillón grande— sino, arriba tiene su cama… —agregó. Harry echó una carcajada y le dio palmadas en la espalda. Gemma se reía tapándose la boca. 

      —No seas malo con tu yerno, Jairo… ¿no ves que no llegó ni al otro sillón, de lo cansado que estaba? —papá lo miró de costado, levantando una ceja. Luego me volvió a mirar. 

       —Nos vamos —dijo, mirándome serio—. ¡Adam, levantate! —lo llamó con voz grave. Harry, Gemma y yo, nos reíamos. 

      Adam se sentó lentamente y apoyó su espalda en el respaldo, poniendo un brazo sobre sus ojos.

      —Nos vemos, Adam… —lo saludé y él sólo levantó la mano que tenía apoyada en el sillón. 

      Gemma y Harry nos acompañaron hasta la puerta. Luego de despedirnos, subimos al auto y fuimos a casa. No me quedé, porque tenía tarea que hacer para entregar al otro día.

      Mi padre estuvo callado y serio todo el camino, yo no dejaba de mirarlo. Cuando estaba celoso, me daba mucha ternura. 

      Los días con Adam eran diferentes, este chico me hizo mucha falta. Al otro día, volvió a aparecer en la puerta de la escuela.

      —Buenas tardes, señorita Night. 

      —Buenas, señor Guimory —dándole un beso en la mejilla—. ¿Pudo descansar? 

      —Algo… —se rio— ni me acuerdo de cuando te fuiste, ayer —abriendo la puerta del auto—. Suba, señorita. 

      —Gracias, Guimory… —dije mientras subía. 

       Él rodeó el coche y se subió, luego de cerrar mi puerta. Lo puso en marcha y nos fuimos. 

      —¿A dónde desea ir, señorita? 

      —La última vez fuimos a comer helado. Hoy podríamos ir por unas… hamburguesas, ¿no? 

      —No hay hamburguesas como las de mi madre, pero si usted insiste… —encogiéndose de hombros— ¿McDonald’s o Burger King?

~Sueños, Amores y vueltas del Destino (Segundo Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora