Capítulo 8

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-Jade-

¡Qué satisfactorio es poder cumplir uno de tus sueños!

Estoy muy feliz de haber conocido, al fin, la ciudad de Nueva York. Mientras Nina hacía sus reuniones y negocios con otros empresarios, Benjamín y yo paseamos por todos lados. Fuimos a varios museos, miradores, comimos todo lo que pudimos y compramos un montón de cosas. Antes de volver, junto a su madre, fuimos a un crucero. No saben lo hermoso que fue.

Al llegar a casa el martes por la noche, le conté todo a mi padre. Él sólo me miraba atentamente. Miguel, que se encontraba parado a su lado, se reía.

Habían pasado dos días desde que llegué y no había hablado con los chicos ni con Adam.

Esa tarde estaba sentada en el living de casa, viendo la tele y tocaron el timbre. Cuando abrí la puerta me encontré con Luna.

-Hola -saludó.

-Hola -la miré confundida-. ¿Qué hacés acá?

-¿Puedo pasar?

-Si... -le dije abriendo más la puerta.

-Perdón que vine hasta acá sin avisar, pero necesito saber si pasó algo con Adam... -dijo mientras entraba.

-No, ¿por qué? -cerrando la puerta.

-No está en su casa y desde que te fuiste, no lo vimos. No lo podemos encontrar y no contesta... -hizo una pausa para tomar aire- tenemos que grabar las últimas canciones y sin él, claramente no podemos... -se acercó a mí- odio hacer esto, pero te vine a pedir ayuda. Seguramente conocés a Adam mejor que nosotros, y... si sabés el motivo del por qué está así y dónde está... ¿podés hacer algo?

-¿Tendrá que ver con el viaje?

-No tengo idea, pero estaba como bajoneado la última vez que lo vimos. Ni siquiera pudo tocar su guitarra.

Comencé a sentir un poco de culpa, porque sabía muy bien que él no quería que fuera a ese viaje.

Cada vez que a Adam le pasaba algo o se sentía así, había un lugar donde iba a pensar y estar tranquilo.

-Creo, que sé donde está... -murmuré.

-¿En serio? ¿Dónde?

-Pero no te puedo decir, porque una vez me dijo que no le dijera a nadie de ese lugar... -Luna puso los ojos en blanco.

-Típico de Adam... -hizo una pausa, nuevamente- bueno, andá a buscarlo y yo les aviso a los chicos que estaban preocupados -acercándose a la puerta. Yo asentí.

Cuando se fue Luna, le avisé a papá y le pedí a Miguel que me llevara. Iba a un local donde hacían tatuajes, pero se quedaba en la parte de atrás del lugar, porque había un campo que tenía un arroyo y para ser un arroyo, estaba bastante lindo.

Cuando llegué, bajé del auto y me acerqué lentamente. Ahí estaba, sentado en el piso con las piernas estiradas, una arriba de la otra, apoyando su espalda y cabeza contra la pared. Me puse delante de él y lo miré, sin decirle nada. Él también me miró.

-Me encontraste... -dijo, sonriendo suavemente.

-¿Qué hacés acá?

-Ya sabés por qué vengo acá, Night... -volvió a mirar hacia el arroyo.

-¿Estás así por lo de Nicole? -rio sin ganas y negó mirando hacia un costado-. ¿Entonces? -pregunté. Como no contestó, me agaché más cerca de él y lo miré fijamente-. ¿Qué te pasa, Adam...? -movió su rostro hacia mí lentamente y me clavó la mirada.

~Sueños, Amores y vueltas del Destino (Segundo Libro)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora