Capitulo 1

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Jimin siempre había pensado que las mañanas eran hermosas, llenas de aire fresco y una oportunidad más de iniciar de nuevo. Le encantaba posarse en el balcón y respirar el delicioso aire que el mundo le ofrecía, endulzar sus oídos con el canto de los pájaros que día con día lo acompañaban y sonreír ante el murmullo de la ciudad.

Una pequeña sonrisa se extendió en su rostro.

Jimin podría categorizarse como un hombre feliz. Tenía una vida llena de lujos, un trabajo que le apasionaba y una pareja la cual estaba locamente enamorado. Tenía una vida casi perfecta, casi... ya que tenía un pequeño vacío e ilusión que sabía que no iba a obtener jamás.

Ser el destinado del alfa al que amaba.

Jungkook y él no eran destinados. Ese hecho era algo que lo desgarraba por dentro. Le entristecía y aterraba pensar que el destinado de Jungkook anduviera por ahí en el mundo, ni siquiera podía imaginarse ese suceso. Sin duda envidiaba a ese sujeto. Desde que tenía uso de razón siempre soñó y anheló ser el omega destinado de Jungkook, siempre había estado enamorado de él. Toda su infancia y adolescencia se basó en suspirar por el mayor.

Las madres de ambos eran mejores amigas de toda la vida, y cuando ambas tuvieron a sus cachorros, les hizo ilusión pensar que sus bebés podían ser destinados. Pero a veces el destino no está a tu favor y tristemente no lo eran.

Cuando Jimin se presentó como omega, supo que algo andaba mal. Obviamente su lobo se derretía por Jungkook, pero él lobo de este no, ni siquiera lo volteaba a ver. Ahí supo que lamentablemente no eran destinados, pero eso no lo hizo rendirse. Conforme iba pasando el tiempo, su insistencia con ser correspondido había dado frutos; Jungkook poco a poco iba correspondiendo a sus sentimientos.  Siempre había tenido una pequeña debilidad por proteger al pequeño rubio, era demasiado frágil, tierno y bondadoso para este mundo lleno de alfas crueles y maliciosos.

Llevaban cinco años de pareja. Vivían juntos desde hace tres y Jimin rezaba cada noche para que Jungkook pronto le pidiera matrimonio. Se moría por llevar su marca en el cuello y tener un pequeño cachorrito en su vientre.

Un suspiro abandonó sus labios, era un nuevo día más cerca de su objetivo.

-Amor, ¿Estás ahí?

Jimin dio un pequeño brinco ante el susto y volteó rápidamente para encontrarse a un Jungkook totalmente arreglado para el trabajo. El olor de chocolate amargo rápidamente inundó sus fosas nasales. Amaba el olor de Jungkook.

-Te decía que si querías que te preparara algo de café antes de irme, tengo una junta pronto.- Jungkook comentó acercándose al pequeño y depositando un casto beso en la nariz de éste. Jimin sonrió ante la pequeña caricia.

Jungkook no era un alfa muy cariñoso.

-Me encantaría, tu café es el mejor.- Le ofreció la sonrisa más encantadora que pudo tener, sabía que a Jungkook le gustaba cuidarlo. Un asentimiento salió del mayor y empezó a encaminarse a la salida del cuarto. Fue ahí donde Jimin recordó: -¡Bebé, por cierto!- El mayor paró y volteó a verlo con una ceja levantada.- Tu madre me mandó mensaje diciendo que quiere reunirse con nosotros ésta noche para cenar.

-¿Hoy, para qué?- Jimin solo levantó los hombros un poco tímido al sentir por un segundo un suave olor agrío.- ¿Y por qué no me mandó mensaje a mi?

-Amor, tu madre sabe que si te hubiera mandado mensaje a ti, ni siquiera hubieras abierto el chat.- Jungkook puso sus labios en una línea plana reconociendo que era verdad. Jimin carcajeó. -Vamos, muero por ese café.- Tomó la mano del mayor y lo jaló hacía la cocina.

Sin duda amaba todas sus mañanas con Jungkook, aunque a veces fuera un alfa un poco difícil...


***


Destinados || KooktaeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora