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NARRA NAIARA


Todo lo ocurrido tras salir de la academia ha sido una locura, las entrevistas, las horas en estudios de grabación, las fiestas y eventos...sigo sin asimilarlo todavía. El estar con mi familia y amigos me ha recargado las pilas, pasear por las calles de mi barrio con mi bicho escuchando a La Zowi a todo volumen, era lo que necesitaba. Apenas he mirado el móvil en estos días y reconozco que no lo he hecho tampoco por el miedo a que me pueda encontrar. En navidades ya vi, un poco por encima, que la gente me shippeaba con Lucas, y lo cierto es que me hace gracia siempre y cuando sea desde el respeto, somos Lunai.

Despierto en Madrid tras la cena con mis compis al volver de Zaragoza. Las sábanas blancas de hotel que envuelven mi cuerpo me recuerdan que no estoy ni en la academia ni en mi casa como habia soñado. Pillé la habitación de este hotel porque es el más cercano al evento de esta noche y porque aún estoy en búsqueda de un pisito con mas de diez metros cuadrados y que no me pidan un riñón por él.

Paseo mis manos por el enorme colchón que aún huele a él, me tapo hasta la cabeza y recuerdo lo vivido la noche de ayer. Avergonzada respiro profundo ese olor que me devuelve a la academia y a cada abrazo que nos hemos dado. No es la primera vez que le pido que duerma conmigo, en la academia se lo pedía casi siempre; hablábamos en mi cama durante horas, se esperaba a que me durmiera y después él regresaba a la suya.
Lucas ha estado estas semanas atrás en Barcelona con su familia y su pareja, y ahora que volvía a Madrid, necesitaba verle. Siento que el vínculo que hemos creado nos ha hecho dependientes, un poco, el uno del otro, es por eso que cuando estamos mas de cuarenta y ocho horas separados, lo notamos. Abrazo con fuerza la almohada y sonrío cuando lo veo salir del baño con la sudadera que me prestó anoche cuando salimos con Alex y Paul.

— Cambiaste de perfume, wachi — me confirma seguro oliendo su propia prenda. Sabe que no es el que siempre uso.

— Me lo regalaron el otro día tras salir de una entrevista ¿no te gusta? — me cubro con las sábanas cuando veo que el balcón esta abierto y el fresquito de la mañana empieza a calar

Sus ojos me miran con descaro.

— Huele bien — se termina de poner la sudadera sacandose la capucha que quedó dentro y se sienta en el borde de la cama pensativo. — Hoy voy con Alex a ver un pisito, boluda — cambia su semblante y me sonríe, o al menos eso intenta porque hay algo que no anda bien por esa cabecita y se le nota.

Tira de las sábanas para destaparme y picarme como de costumbre, es entonces cuando veo que tan solo llevo un tanga y una camiseta oversize rosa. Él desvía la mirada tratando de esquivarme y mira hacia el baño con disimulo.

— ¿Y Claudia? — deja de sonreír y yo me arrepiento al segundo de preguntar por ella.

— Ella se queda en Barcelona, de momento — se levanta y sale al balcón dejándome sola, pensado en lo estúpida que soy por romper la burbuja en la que estábamos.

Me niego a ver lo que todos ven porque esto es algo imposible, seguramente pasajero y, no me perdonaría en la vida perder la amistad que tenemos por un calentón. Él tiene su vida, su familia, su pareja de hace casi cuatro años con la cuál esta muy agradecido, y yo tan solo soy su amiga. Es hora de que lo vaya asimilando. Sin embargo cuando estoy con él me olvido de todo eso y, me comen por dentro los remordimientos de si estos sentimientos son adecuados o no, de si la contradicción constante en la que vivimos es sana, y de si debería poner distancia antes de que sea demasiado tarde.

Regresa a mi lado. Posa su mano en mi tobillo y trato de alejarme de su contacto lo más disimulada posible.

— Luqui, tengo que decirte algo — su teléfono nos interrumpe y enmudezco cuando en la pantalla de este aparece "Cloki" y un corazón. La verdad que cada vez que esta por Madrid, ella no deja de llamarlo a cada hora.

Nada Es Igual • LunaiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora