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Cuando estaba por dar el golpe de gracia Lady Irasue dio un paso al frente.

cruzó miradas con la Reverenda Madre— Duque Paul Atreides —dijo parando la lucha— Si perdona la vida de mi esposo me encargaré de ayudarlo a conseguir lo que desea —dice con seguridad—

— Como puedes tú ayudar a cumplir mis deseos —pregunta con interés—

— Me encargaré de ser su conexión directa con las Grandes Casas y las Bene Gesserit —dice sin perder la seguridad en su voz— Mis influencias son fuertes y le serán de gran ayuda en su camino —pauso brevemente— puede preguntar a la Reverenda Madre si es que miento —

Paul observa a su madre en busca de una respuesta y esta le confirma que la mujer no miente.

Perdonaré su vida —dice alejándose de Feyd-Rautha— Acepto tu oferta... —dice en espera de que se presente—

— Irasue Vernius, Señor —

— Bien, Lady Irasue —dice mientras suelta al esposo de la mujer—

Una vez terminó de hablar, Irasue dio la orden de que se llevaran a su esposo.

Si el muere ustedes tambiénles susurro a los médicos—

Una vez su esposo estuvo fuera del lugar, la mujer se acercó a la Reverenda Madre con la intención de hacerle una pregunta.

— Dígame Reverenda Madre —dice observándola de reojo— a valido la pena el haber desobedecido una orden de la Hermandad —

— Si, mi hijo es el mesías, el Kwisatz Haderach que tanto buscaban las Bene Gesserit —dice con seguridad—

— Ya veo —sonríe— esta vez no lo dice para tratar de auto convencerse —cruzan miradas— Espero que su hija y mis hijos ayuden a cambiar las cosas —

—la observa intentando ocultar su sorpresa al escuchar que esta en espera— Mi hija dice que cuidará de tus hijos si tu prometes cuidar de su hermano —le hace saber la Reverenda Madre—

—acaricia su vientre— Si el joven Duque no pierde su camino me aseguraré de ayudar y cuidar de él —

La conversación de ambas Bene Gesserit termina ahí y la más joven se acerca hasta Paul quien se encontraba frente al emperador y la Princesa Irulan.

— Duque —llama al estar junto a él— Si desea continuar necesita sellar la promesa de la mano de la Princesa Irulan —dice mirando los ojos de la Princesa—

Una vez termina de hablar el joven Duque le exige al emperador que bese la mano en la que portaba el anillo de su casa, esto con el fin de sellar la promesa ya expuesta.

Después de aquellos momentos de tensión Paul Atreides declara la guerra a las Grandes Casas quienes se negaban a reconocerlo.

Por la cabeza de Irasue solo pasaba el pensamiento de que debía esperar hasta que fuera la mejor oportunidad de interferir en las decisiones de las Grandes Casas.

Por ahora solo quedaba esperar y observar como todas las piezas toman su lugar en aquel juego de poder.















Había ingresado al lugar donde estaban atendiendo a su esposo.

Como se encuentra —preguntó con seriedad—

— Estable mi señora —contesto uno de los médicos— hemos reparado todo el daño por lo que sólo debe descansar —

— Bien, ahora retírense —ordena—

Se acerca hasta su esposo y acaricia su rostro antes de aprisionarlo con sus dedos.

— Que fue lo que te advertí Feyd-Rautha —dice con severidad—

—su esposo abre los ojos— Que si me atrevía a morir frente a ti me salvarías solo para torturarme —

— Así es, veo que la memoria no te falla hombre estúpido —entierra sus uñas en el rostro del hombre— Desde ahora no harás cosas estúpidas —advirtió— Con tu tío muerto tú eres el Barón Harkonnen ahora, por lo que harás todo lo que te pida si deseas seguir respirando —

— De acuerdo, Esposa —susurra cautivo por la forma en la que esta lo estaba tratando—

𝑻𝒓𝒂𝒊𝒕𝒐𝒓 | Feyd-Rautha HarkonnenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora