"El Camino que Escogí"

Capitulo 6

Capítulo 6: Desesperación

La sala de entrenamiento de los X-Men, un lugar dónde el grupo de héroes con el Gen X se mantenían en forma y entrenaban para hacerce más fuertes, este sitio al contrario de ocasiones anteriores era inundado por el característico sonido de dos metales chocando con rapidez y fuerza.

Agitado y cansado se encontraba, su cuerpo sudaba a mares como contra medida biológica para así poder enfriar el calor en el que todo su ser estaba, cayó al suelo luego de que su rival ejerciera tanta fuerza como para provocar tal acto, se levantó apresuradamente para con sus armas bloquear un par de garras metálicas, alzo sus ojos marrones y ahí lo vio, Wolverine con una sonrisa en su rostro mientras lo empujaba hacia atrás poco a poco. Oliver debía reconocerlo, el hombre frente a él era alguien realmente duro, su pensamiento fue comprobado cuando su resistencia fue vencida dejándolo indefenso ante el par de garras que por poco esquivo o eso fue lo que creyó durante unos instantes antes de sentir como un líquido caliente bajaba por su mejilla izquierda.

El pelinegro apretó los dientes un poco molesto antes de lanzarse con arma en mano contra el mutante longevo, esto con la intención de provocar algún daño en él, sin embargo, su intento de ataque fue rápidamente repelido cuando Lobezno esquivo dicho intento tomando su brazo derecho para luego doblarlo sacándole un quejido de dolor al chico, seguido de esto Oliver sintió como la rodilla del hombre impactaba en la boca de su estómago dejándolo inmediatamente sin oxígeno, abrazo la zona afectada con la esperanza de que al hacer eso haría que el dolor se fuera, claramente esto no fue así, lo siguiente que el muchacho observó fue como Wolverine ponía sus garras a centímetros de sus ojos, estaba claro, había perdido contra el mutante... De nuevo.

El entrenamiento terminó bub...- Escucho decir al mutante mientras esté le daba la espalda y caminaba lejos de él.

Por su parte Oliver no respondió, su vista estaba clavada al suelo reflexionando sobre lo que había sucedido en su encuentro con el mutante y como este lo había despachado fácilmente, no era la primera vez, de hecho, el pelinegro ya había perdido la cuenta de cuántas veces había sido vencido por Wolverine, su entrenamiento en conjunto con el hombre había comenzado una semana atrás y si debía ser honesto no la estaba pasando bien.

Obligado a no usar su habilidad ocular por órdenes de Wolverine cuando combatieran, la excusa que el hombre le dió era que no podía depender de sus ojos siempre, que debía mejorar el resto de sus sentidos y no solo uno de ellos, no lo admitiría, no le daría ese gusto al mutante, pero tenía sentido. Su vista se elevó levemente está vez para centrarse en un par de kunais que estaban unos metros alejados de él, esto le hizo recordar el día que adquirió tales objetos.

Dos días después de que se hubiera dado la carrera contra sus amigos y el resto de pruebas, dónde no está de más decir que Oliver se quedó con el primer puesto en todas, además de que ya había sido vencido por Wolverine varias veces el día anterior, su tutora, Emma Frost lo llevo aparte para hacerle entrega de estos kunais.

Para que me llamaste Emma?- Indagó con curiosidad hacia la rubia quien no respondió, en su lugar solo le entrego una caja- Y esto es?- Pregunto confundido.

Lo que pediste como compensación, úsalos para mejorar... Buena suerte- Le deseo la rubia con una pequeña sonrisa, que el pelinegro correspondió al ver el contenido de la caja.

Kunais de tres puntas, esto era lo que le había pedido a la rubia aparte de llevarlo al bosque a recoger sus pertenencias. El arma era simplemente hermosa, formado por un mango hecho de madera de roble, un poco más abajo estaba una argolla de hierro que le permitiría introducir su dedo índice para un mejor control del arma, y por último lo más llamativo eran las tres puntas de hierro, las de los laterales eran unos centímetros más pequeñas que la del medio, pero al igual que esta, todas eran realmente filosas.