CAPITULO 3: UN PUEBLO EN EL BOSQUE

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Llevaba un tiempo en mi andar, pero aunque no sentía hambre ni cansancio decidí sentarme en una pradera, dónde el viento refrescaba al soplar sobre los llanos verdes y los árboles, que parecían susurrar inquietos mientras las hojas bailaban en el aire.

Era una sensación de paz y tranquilidad después de esa vida pesada en las minas.
Sentado aquí bajo la sombra de un árbol, ví caer una manzana, la tome por instinto creo y la mordí, hacía mucho que no probaba comida humana, realmente disfrute hacerlo nuevamente.. y ahí por primera vez en ese mundo sonreí y me di cuenta que podía empezar una vez más..
La vida que quizá nunca tuve..

Antes yo era nadie, solo un obrero más, como esas hormigas que se acercaban rápidamente a los restos de manzana en el suelo buscando el alimento diario, haciendo la misma labor todos los días para regresar a su hogar.
Y ahora aunque aún no sabía quién era ni quién podía llegar a a ser estaba feliz de estar vivo.

Nunca había valorado la alegría de poder y ser, y aunque quizá al cuerpo de este viejo no le queden tantos años de vida, intentaré disfrutar todo lo que sea posible.

Mire el horizonte, Me di cuenta que el sol se elevaba en el cielo, así que me levanté para seguir mi camino y buscar refugio o posada para la noche, A lo lejos escuché lo que parecía ser un carruaje y caballos, seguí caminando y descubrí un largo camino que conducía a un pueblo cercano en el bosque.

Ví un letrero con un anuncio
"Bienvenido a Talel"
logré contemplar muchas casas y cercas de madera, algunas casas de ladrillo con chimeneas, un pozo de agua, un mercado rústico con lonas y tablas improvisado para el comercio diario y algunos establecimientos que a medida que explorabas parecían ser negocios locales.

El sol se ocultaba y necesitaba encontrar donde quedarme, así que deje de explorar para poder encontrar alojamiento, pedí señas e información y de pronto un pueblerino me señaló unas casas más al fondo del pueblo, cuando llegue toque a la puerta para anunciarme pero nadie abrio.

Sentí una gota recorrer mi mejilla y me di cuenta que había comenzado a llover, camine por las calles buscando alternativas para mi situación actual, cuando empecé a escuchar pisadas entre los charcos de agua que aumentaban de velocidad a cada instante.
Un niño de joven edad corría intentando escapar de algo que parecía causarle mucho miedo, pude verle buscar desesperadamente un lugar donde esconderse, mientras unos chillidos muy agudos pretendían acercarse a la zona, el niño vio un lugar para ocultarse detrás de unos barriles de madera que estaban abandonados afuera de un establecimiento.
Me acerque más para ver qué pasaba, eran tres enormes murciélagos que volaban muy rápido, eran más grandes que un perro o un zorro promedio y sin duda el era su presa. Nose si el chillido agudo era para localizar a su enemigo o para aturdirle, pero cuando hizo eco cercas, el niño resbaló antes de poder resguardarse y quedó a merced de los depredadores.
Tuve que pensar rápidamente, ya que no podía utilizar mis habilidades drenadoras por miedo a dañar al niño, busque entre la información disponible en el cuerpo del viejo, algún hechizo que pudiera ser util.
Pero por el momento solo un hechizo podía ser aprendido, Dada las condiciones debería escoger agua, fuego, viento o aire como primer hechizo afin.

Agua no sabía si era efectivo, tierra no creo que funcione porque esas cosas vuelan, fuego sonaba demasiado peligroso para un novato como yo, lo más conveniente supuse sería aire como hechizo básico.
Tan pronto como mi ser adquirió y aprendió este nuevo conocimiento, una nueva habilidad llamada ráfaga de viento estuvo disponible.

Apunte mis manos hacia los murciélagos y nada paso, hice más movimientos al azar y nada dió resultado.
Entre dos murciélagos cargaban al muchacho mientras me veía y gritaba por ayuda, el otro giro y se fue directo sobre mi.
Intente correr pero logro herirme, pues yo no era muy rápido, me costaba moverme, el murciélago se alzó en el aire emitiendo ese chillido molesto que me hizo tambalear.
Me sentía aturdido y mareado, débil y desesperado por no poder ayudar a ese niño.

-Estupida ráfaga de viento!- Grite enojado.

Tan pronto pronuncie las palabras, una fuerte corriente de aire fue arrojada por mis manos.

En ese instante lo comprendí, las habilidades que un monstruo o ser poseen pueden ser usadas a voluntad, pero los hechizos de mago deben ser conjurados tal cual el viejo lo hacía pronunciando su nombre.

Levante mi brazo derecho en dirección al monstruo nocturno, abrí la palma de mi mano y volví a pronunciar "ráfaga de viento" la corriente fue tan fuerte que impacto y azotó al monstruo en una pared que se rompió al contacto con el, dejando escombros y polvo en el aire, muy a mi pesar los chupasangre se habían ido sin dejar rastro.

No tenía fatiga pero mis heridas necesitaban reposar, sin más información ni rastro de los monstruos, deambule por el pueblo en dirección donde habían partido volando, no había pasado mucho tiempo cuando topé con una taberna, aunque en otras circunstancias hubiera decidido pasar la noche aquí, este no era el mejor momento para revivir mis antiguos vicios, pero era el pretexto para conseguir información.
La puerta estaba abierta, al abrir un sonido me delató ante todos, el rechinido metálico de una puerta sin aceite en sus visagras que abría lentamente, había varias mesas, grupos de personas bebiendo y charlando, la mayoría pueblerinos locales, al final el tabernero en la barra limpiando con un pañuelo.
Tan pronto puse un pie dentro todos voltearon a verme con extrañeza y algo incrédulos.
-un forastero- dijo uno de ellos
-Y encima es un viejo- grito otro

Un hombre se levantó y se acercó hacia donde yo estaba, se veía fuerte y seguro de si mismo, vestía botas y guantes negros como el color de su pelo, tenía una barba desaliñada que me recordó a mis viejos compañeros de trabajo,  acercó una silla, se presentó como Rob un líder de esa comunidad.

-Anciano estás bien?- pregunto mientras me veía en busca de alguna anomalia.

-Un niño.. un niño ha Sido.. ha Sido capturado por unos enormes monstruos voladores- sono mi voz senil

-Vlidis se llaman vlidis- dijo

-Son enormes y cazan en grupo por las noches.. lo mejor es no toparse con ellos y mantenerse alejado de las calles-

-Necesitamos hacer algo- dije preocupado, mientras el hacía señas al tabernero.

-Tabernero dos cervezas-

-Mira anciano este es un pueblo tranquilo- cerro los ojos mientras daba un sorbo al tarro que habían puesto sobre la mesa.

-La gente de este pueblo se dedica a la tala de arboles en el bosque cercano, al cultivo y también comercio, nadie de aquí es un aventurero, alguna clase de héroe o pertenece a algún gremio, somos gente cuyo nivel es incapaz de hacer frente a un monstruo o a varios de su tipo-

-Una vez un grupo de mis hombres intento salvar a uno de los nuestros, pero todos fueron aniquilados, así que ya sabes viejo no pidas imposibles-

-Ten toma está cerveza, ocúpate de tus cosas, no quieras morir antes de tiempo, no creo que nadie extrañe a ese huérfano-

Mire el tarro de cerveza que me había servido.. y sentía un nudo en la garganta, era una inquietud que había crecido dentro de mi..
No podía permitirme abandonar ese niño, más ahora que sabía que era huérfano, quien más que yo para saber lo que es enfrentar la vida solo sin ayuda de nadie, di un trago amargo ala cerveza y
El tiempo pasó.
Habían Sido unas horas, había podido retirarme sin que me retuvieran debido a mi aparente edad o me hicieran muchas preguntas de mi identidad, había conseguido suficiente información para ubicar el nido de monstruos.

Tome rumbo fijo, me dirigí a la colina dónde se encontraba la cueva que me habían señalado, aún así esperaba tener suerte y no encontrar un cuerpo moribundo o muerto.



REENCARNADO COMO ELEMENTAL MAGICODonde viven las historias. Descúbrelo ahora