Somos capaces de resurgir de nuestras cenizas, aún cuando no estamos en nuestro tiempo correcto.
Un nuevo mundo es lo que se avecinaba para Rhaenyra, un nuevo mundo que podría cambiar o para bien o para mal su corazón y razón.
• Rhaenyra Targaryen...
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Oscuridad total
Agua debajo de sus pies era lo único que podía ver, por lo que le mostraba su reflejo. Rhaenyra podía ver con detalle las fracciones de su cara. Piel palida, su cabello no ayudaba con aquel color pues le hacía lucir como si no tuviera vida, aunque no estaba lejos de la realidad.
Había sido quemada con el fuego de Sunfyre, aquel hermano que lo había visto desde pequeño y convertirse en un hombre perverso le había arrebatado la vida. Y solo podía tener en mente a su pequeño hijo, llamado como el monstruo que le quitó la vida.
Sus piernas flaquearon y cayó de rodillas al agua pero esta no se movió. No debería sorprenderse, pues para ella eso significaba estar muerta, estar en una oscuridad profunda y estar completamente sola. Se lo merecía.
Pero algo que vió en su reflejo le hizo sorprenderse. Ya no podía ver el reflejo que anteriormente le mostraba el agua, ahora veía a una Rhaenyra más joven, cuando ella recién cumplía los 16. Pero lo que más le sorprendió fue ver que su cabello era de un color castaño como el de sus tres primeros hijos. Sus ojos que antes eran unas enormes amatistas se encontraban ahora de un color verde.
Cerró los ojos con fuerza y de nuevo los abrió, pero aún seguía con ese aspecto, Rhaenyra sintió desesperación, quería salir de ahí pero no había ningún punto donde pudiera salir. Miraba por todos lados buscando esa pequeña esperanza de huir de aquel lugar pero nada. Todo era oscuridad.
"¡Lucerys!" gritaba con un dolor en su pecho el nombre de su hijo "¡Jacaerys!" siguió gritando el nombre de su primogénito. Rhaenyra empezó a arañarse el rostro con desesperación y lágrimas saladas salían de sus ojos.
"¡Joffrey!" el cuerpo de Rhaenyra tenía leves espasmos producto del llanto que no podía detener "¡Viserys!" se mordió el labio el cual comenzó a sangrar pero poco le importaba, tan solo quería abrazar a todos sus hijos.
"Mi pequeño Aegon" sollozó mientras abrazaba sus piernas, su hijo la vió morir, y sabía de sobra que si por alguna razón su hijo aún se encontraba con vida, este estaría devastado, de solo imaginar a su pequeño niño sin esa sonrisa tan hermosa le hizo llorar más.
"Daemon" el amor de su vida, padre de sus últimos hijos como los primeros, pues él amaba a todos sus niños por igual y habia sufrido las pérdidas por igual, no lo había vuelto haber desde que mató a su hermano Aemond, los rumores aseguraban que había muerto en el mar, otros que él había huido a otro lugar para no ser encontrado. Pero en lo más profundo de su corazón sentía que lo había perdido en aquella batalla.
A pesar de que la llama de su amor se había estado apagando conforme pasaba la guerra, sabía que él no la dejaría sola, pues sin importar nada se seguían amando, no por algo habían pasado por tanto para estar al fin juntos.
"Mamá" susurró con mucho dolor. En esos momentos desearía ser abrazada por su madre, la extrañaba tanto. Todo sería diferente si su madre aún siguiera con vida y con su hermano difunto Baelon. Nunca habría pasado lo que pasó y ella estaría apoyando a su hermano cuando este fuera coronado.
