07- Calma

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Sanji refunfuñó cuando sintió la luz del sol en su rostro. Se acurrucó más a la almohada. Aunque era raro. Él recuerda haberse quedado dormido en el sofá. Entreabrió los ojos y vio una nota.

"Tuve que irme temprano a trabajar, no quise despertarte. Me gustaría que quedásemos otra vez, así que registré mi número en tu teléfono."

Sanji sonrió adormilado. — Musgo tonto…

Aún algo dormido, se levantó perezosamente de la cama. Miró el calendario. Era veintisiete de mayo. Dentro de poco, los estudiantes tendrían sus exámenes finales y querrán celebrarlo con un gran banquete. Cuando se hizo su batido de frutas cuando sonó el teléfono.

Sanji se quejó. Cogió su batido y contestó con el manos libres. — ¿Hola?

???: ¡Sanji!

Sanji suspiró. — ¿Qué pasa Patty?

Patty: Tienes que venir inmediatamente al Baratie, tenemos un problema.

— ¿No puede encargarse el viejo?

Patty: Bueno…verás, es que…

Se escuchó un fuerte golpe. — Vale, vale, ahora voy…

Sanji colgó y dejó su batido en la nevera. Se duchó, lavó el pelo y se vistió para irse al restaurante. Sólo cogió su teléfono y sus gafas de sol. Aunque era sólo finales de mayo, hacía un calor infernal. Tenía el restaurante enfrente de su apartamento.

Cuando llegó a la entrada, pudo ver a un chico de pelo azul. — Tiene que ser una broma.

Entró y vio a Zeff con las venas de la frente hinchadas que parecía que iban a reventar en cualquier momento. — Quizás deberías sentarte y tomarte un té viejales. Te podría dar un ataque.

Zeff estaba a punto de patearle. — Eh viejo, baja la prótesis, ya me encargo.

— ¿Qué haces aquí berenjena?

— Patty creía que no te podías hacer cargo de la situación, así que tuvo la magnífica idea de llamarme a las diez de la mañana.

Patty se intentó explicar. — No es para tanto.

Sanji frunció el ceño. — Es sábado. Y hace calor.

Tanto Patty como Zeff se fueron a la cocina para prepararlo todo para el turno matutino. Sanji se dirigió a su hermano que aún estaba sonriendo de forma socarrona y engreída. — Dame una razón para no patearte la cara.

— Sólo quería ver a mi hermanito pequeño, ¿o es no puedo?

Sanji se sentó en la mesa. — Si querías ver a tu hermano pequeño, ve a ver a Yonji.

Niji gruñó. — ¿Qué ha hecho ese idiota ahora?

— Está en el hospital.

Niji se sorprendió por la noticia. — ¿Qué le ha pasado?

— Le dieron una paliza y lo dejaron inconsciente en un callejón.

— ¡Habíamos quedado para un negocio! ¿¡Por qué coño no me llamaste!?

— ¡Los del hospital llamaron! Luego Reiju me llamó muy nerviosa porque creía que le había pasado algo grave.

El peliazul se cubrió la cara con las manos y se quitó las gafas. — ¿Lo sabe padre?

— No quiero tener nada que ver con ese hombre.

Niji suspiró. — ¿Lo sabe alguien más?

— Aparte de Reiju y yo…la policía…

Sabores del corazón (ZoSan)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora