— Sí, sí éramos nosotros…lo tendremos para la próxima, prometido…gracias por su consideración…Adiós.
El pelirrojo colgó el teléfono y se sentó con los demás en la mesa. — Hemos tenido suerte, Doflamingo estaba de buen humor.
Sanji vino con varios platos. Un filete de salmón a la plancha con nata, un filete de ternera con salsa agridulce y arroz frito con verduras y un solomillo al whisky. — Bueno, ¿me vais a decir ya en qué lío os habéis metido?
— Que bonito que te preocupes por nosotros, Sanji.
— No me preocupáis en lo más mínimo, me preocupa que por vuestra culpa mis amigos y mi familia acaben mal.
Niji frunció el ceño. — Somos tus hermanos mayores.
Sanji puso una expresión sombría que aterró a los otros dos. — Unos hermanos que casi me matan. La última paliza que me disteis me rompió dos costillas.
— No fue para tanto, idiota.
— ¡Casi me perforan los pulmones!
Sabo interfirió. — Bueno, bueno, vamos a calmarnos un poco. Es tarde y no creo que nos convenga montar otro escándalo.
— Tiene razón Niji, deja de picarle.
Sanji les dirigió una mirada seria y se retiró. En ese momento, Sabo sacó la carpeta con lo que descubrió. — Mirad.
Los hermanos abrieron la carpeta y vieron la información de la chica. — Como he dicho, no está muerta.
Ambos se quedaron atónitos por la información. Sobre todo Niji. No apartó la mirada de los documentos, incluso empezó a sentir un pitido en sus oídos. Ni siquiera escuchó a su hermano. — ¡Niji!
— ¿E-eh? ¿Qué?
— ¿Estás bien? Parece como si hubieras visto un fantasma.
Sanji suspiró y se acercó. — Creo que deberíais iros a casa y descansar. Además, si el viejo descubre que habéis estado aquí me la cargo.
Los dos se levantaron. — Ah, Niji.
El peliazul lo miró mal. — ¿Qué?
— No cometas ninguna estupidez.
Niji no dijo nada y se fue junto con el pelirrojo. A pesar de los años que pasaron, Sanji conocía a la perfección a sus hermanos. Ichiji era bastante callado y frío de mente, cosa que era brutalmente admirada por su padre. Con respecto a Niji, era más…caótico.
Era bastante hiperactivo, puesto que de vez en cuando se escapaba para robar chocolate de la cocina y sufría caries cada dos por tres. El peliazul iba a paso ligero.
Ichiji ya estaba harto. — Niji, vamos, cálmate.
Niji se dió la vuelta. — ¿Que me calme? ¿¡QUE ME CALME!?
— Niji…
— ¡NI NIJI, NI LECHES! ¡ACABO DE ENTERARME DE QUE COSETTE ESTÁ VIVA! ¿¡NO TE DICE NADA!?
— Niji por favor, estás montando un escándalo innecesario, vamos a casa y lo hablamos tranquilamente.
El peliazul respiró. — ¿Y si Sanji tenía razón?
— ¿Te has chutado algo?
— Piénsalo Ichi. Si padre nos mintió sobre lo de Cosette, ¿sobre qué otras cosas nos habrá mentido?
Niji no llegó a acabar la frase cuando se encontró estampado contra la pared y con un brazo en la tráquea. — No te atrevas a contradecir a padre.
— ¿Por qué esa reacción? ¿Acaso temes que se entere de que tienes un interés en un bombero?
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Sabores del corazón (ZoSan)
Fiksi PenggemarDos chicos con vidas distintas se cruzaron de casualidad. Una amistad se forjó entre ellos. Con el paso de los años, perdieron el contacto. Pero, ¿y si su reencuentro fuera cosa del destino al igual que su primer encuentro?