Arma usada

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{Narrador omnisciente}

Era jueves, Félix estaba viendo clases de castellano con Jisung a su lado, estaban viendo como la profesora explicaba la profundidad de su libro, se supone que tenía una enseñanza y su deber de hoy era descubrir cuál.

El pecoso miraba el libro con aburrimiento y volteaba a ver a Jisung con una sonrisa, si pudiera escribir un libro trataría de como la presencia del mayor era tan única y tan especial para él.

Sus facciones tan hermosas, sus ojos tan expresivos y profundos, lo hacían delirar, lo llevaban a otro mundo, uno dónde solo eran ellos dos.

Pero otro pensamiento invadió su mente; "¿y si hiciera un libro que tratase sobre el amor que le tenía a Minho?" "¿Cómo sería?" "¿De qué trataría?" Quizás de Minho siendo su chef personal o algo así, un cocinero que se enamoró de su aprendiz, un mesero que se enamora de un chico que va a su local, un vendedor de café que atrae la atención de su cliente. Estaba en su quinta fantasía con el pálido cuando escuchó una voz llamándole.

– ¿Félix?... ¡Félix! ¡¡Félix!!... ¡Cabeza de cambur! – le llamó el castaño rojizo

– ¿Ah? ¿Jisung? ¿Qué pasá? – contestó viendolo confundido y procesando el apodo con el que le acababa de llamar

– Hasta que por fin aterrizas – comentó divertido – tenías la mirada perdida, ¿en qué estabas pensando? – preguntó con curiosidad

– En n-nada – negó tartamudeando, sintiendo el color rojo subir por sus mejillas

– ¿Seguro? – cuestionó

– ¡Si! Si, continúa haciendo tu tarea, la profesora nos podría regañar si nos ve charlando – habló viendo fijamente su cuaderno para ocultar sus nervios

Jisung no dijo nada, solo siguió leyendo le libro en internet.

Cuando volvió a leer el párrafo vió que éste decia lo siguiente: "Liza miró con desaprobación a Ben, él le había mentido, le había prometido que sería la única mujer en su vida pero resultó ser un engaño de su parte.

– Te prometo que yo solo la besé una vez – pronunció retrocediendo

– Eres un sinvergüenza, ¡lo admites! Admites que me fuiste infiel con mi prima Jerico y para colmo la dejaste embarazada – soltó con asco

– ¡Pero yo las amo a las dos! – confesó como última salida

– Eso no es posible, cómo castigo para expiar tus pecados vamos a clavarte estas dagas en tu impuro corazón – sentenció acercándose al pobre hombre arrinconado en una esquina de la mansión

Ben el desvergonzado murió desangrados por la furia insaciable de sus dos amantes, llevándose consigo a la muerte el rencor de ambas mujeres".

Quizás esa era la enseñanza, amar a dos personas a la vez no era algo posible y siempre terminaba en desgracia. Lo anotó rápidamente en su cuaderno y se lo dió a la profesora para que lo revisara, cómo era de esperarse sacó 20 en su nota, pero había algo que le revolvía el estómago, esa enseñanza se le hacía extrañamente familiar, pero decidió ignorar ese hecho.

Esa misma tarde, en la salida del colegio, nuestro pecoso se encontraba sentado en las gradas de la cancha de la institución, viendo a la nada, cuando de repente chocó con su cara un papel desconocido, lo tomó en su mano y leyó su texto; "¡Sean bienvenidos al gran festival de primavera de la Institución Seirin, dónde abra comidas, juegos, atracciones y mucha, mucha diversión! ¡No te lo pierdas!".

Lo había olvidado, dentro de dos semanas sería dicho festival, al principio no le había tomado mucha importancia pero ahora lo veía como una grandiosa oportunidad para declararse a Jisung, ¡si! Eso haría, lo invitaría a ir con él, pasarían una hermosa tarde juntos y cuando llegara el momento perfecto, frente de el atardecer él le diría que le tenía un regalo y le daría el pastel junto a una nota que tenga en ella una linda confección de amor. Era el plan perfecto, nada podía salir mal. O al menos eso pensaba.

Guardó el papel en su bolsillo para que no se le olvidase, aunque con esa emoción que cargaba no iba a ser posible tal cosa. Se levantó para irse cuando divisó a Jisung que estaba dando una vuelta por la cancha, eso era algo que había notado en el mayor, él siempre daba una larga caminata por la cancha, cuando le había preguntado el porque le dijo que era para relajarse, le quitaba en parte el estrés de las evaluaciones.

Eso también le atraía, el castaño era tan sereno y tranquilo que le daba una paz inexplicable. Sonrió como bobo cuando éste le sonrió y saludó alegremente. Pero se dió cuenta casi al instante haciendo que tomara un semblante más serio para devolver el saludo.

Bajó corriendo las gradas para alcanzar al mayor y preguntarle si ya se iba, cuando llegó a su lado se tomó unos segundos para recuperar el aire perdido, ni para la prueba de resistencia en educación física había dado tanto. Dió un largo suspiro para poder hablarle.

– Hola – jadeó antes de seguir hablando – Jisung – terminó con dificultad

– Hola Félix, jajaja. Que poco atlético eres – se burló el mayor ganándose una morada fulminante por parte del contrario

– Eso no importa, quería saber si ya te ibas a ir a tu casa – mencionó recuperando el aliento

– La verdad te quería preguntar lo mismo, ¿Qué te parece si nos vamos juntos? – propuso

– Me encantaría, vamos – aceptó contento

Ambos jóvenes salieron juntos de la institución para ir en dirección a la casa del menor, el camino fué corto pero lleno de conversiones triviales y animadas.

– Entonces la de historia me vió feo y yo le dije que no era mi culpa que el marido no le haya dado bien anoche – contó cruzándose de brazos

– Eres un osado – comentó mirándolo con reproche

– Así es, justo por eso no me dejó pasar y esa es la razón por la que no entré y no me viste a primera hora – terminó de contar deteniéndose al frente de la casa del rubio

– Oh ya veo, bueno, nos vemos, gracias por acompañarme – se despidió dándole un beso en la mejilla derecha

– ¿¿Eh?? ¿Ya me estás corriendo? Eres muy cruel, Lee Félix – de quejó haciendo un puchero

– Je, no te estoy corriendo, Han Jisung – le siguió el juego de hablarse por sus nombres completos

Eso era una costumbre que tenían los dos, hablarse como si estuvieran enfadados o en un k-drama. Hubo un corto silencio que fué roto por el mayor.

– Esperaba que me pidieras que me quedara un rato contigo para hacerte compañía, pero veo que no está en tus planes hacerlo – comentó mirando a otro lado divo

– Pues has pensado muy erróneamente, no necesito de tu absurda compañía – decía con los ojos cerrados y fingiendo desinterés

Jisung abrió su boca en señal de completa indignación.

– ¡¿Disculpa?! – exclamó en desacuerdo

– Disculpado, jiji– rió divertido por molestar al mayor

– Bueno ya, que se hace tarde – paró con el drama

– Está bien... Jajaja – Soltó una carcajada dejando confundido al otro – Tenías que ver tu cara – se burló señalando la mueca de el castaño

– Tonto – le insultó jalando su la mejilla

– ¡Auch!, basta – se quejó sin parar de reír

– Nos vemos Lix – le soltó para irse a su hogar dejando a un sonrojado y avergonzado pecoso atrás de él.

Balas de amor🔫🔫Donde viven las historias. Descúbrelo ahora