Recién comenzaba el fin de semana, para muchos las seis de la mañana serian aun de madrugada, arropándose de pies a cabeza, hundiéndose en la calidez de la manta. Ese era el caso de los mellizos Park.
Como pocas veces ocurría de lo cual su romance habría comenzado, dormían en sus propias camas, lejos uno del otro apenas un metro de distancia.
Por el lado de Taehyung, este no parecía querer despertarse en un par de horas, acurrucado como salchicha en masa de pies a cabeza, su cabello castaño sobresalía dando la bienvenida a los rayos del sol que se colaban dentro de la habitación.
Con solo voltearse te encontrabas con un adorable Jimin algo inquieto. Tal vez los sueños de un joven adolescente estarían haciendo estragos en la mente del castaño.
Aunque la pregunta más importante. ¿Qué podría estar soñando el joven Park como para que suspirara continuamente con algo de gusto y se removiera entre sus sabanas?
Jimin bajo el último escalón, cruzando a la cocina, a su mente vinieron diferentes platillos para el desayuno que podría hacer. Agito su cabeza en el momento que sus manos pasaron sorpresivamente de abrir la nevera a estar frente la encimera, preparando el desayuno. Tal vez seguía dormido.
No se cuestiono mucho el asunto, sus pensamientos solo iban a una cosa, mejor dicho, a ciertas manos cálidas bajo su pijama. Fue una gran sorpresa cuando Taehyung apareció de repente por detrás, abrazándolo de inmediato, escabullendo sus manos por debajo de la camisa de dormir, acariciando su cintura, comenzando a subir poco a poco.
Su piel se erizo cuando al mismo tiempo que los dedos de Taehyung acariciaban sus pezones, su voz ronca susurra sobre su cuello.
—Jiminie...
Soltó una risilla por el cosquilleo, comenzaba a sentirse un tanto diferente, pero no en un mal sentido, todo lo contrario, era como si su mellizo supiera lo que su interior deseara, si pudiera leer su mente y tocar los puntos exactos de su cuerpo.
—Tae...oye, eso da cosquillas. —Se removió entre los brazos del mayor, hasta poder verlo de frente. El cabello castaño caía sobre los ojos penetrantes de su hermano. No tuvo oportunidad de decir algo más ante las manos inquietas sobre su pecho, la boca de Taehyung se apodero de la suya en un segundo.
Abrió sus ojos con sorpresa al sentirse aprisionado. Manos tibias recorrían su espalda y pecho, caricias tortuosas sobre los lados más sensibles de su ser. La lengua caliente en aquella mañana fría formaba lazos descontrolados en su boca.
El cuerpo un poco más alto y grande de su mellizo lo arrinconada en la encimera. Podía sentir perfectamente como palpitaba el cuerpo de Taehyung.
Los suspiros se volvieron en suaves jadeos. Hasta el momento ellos no habían llegado a tal punto, en que sus cuerpos tibios chocaran con deseo de más. Como aquel momento donde Taehyung se alejó de sus labios, comenzando un camino húmedo de su cuello hacia abajo. Pasando su lengua sobre sus pechos, mordisqueando levemente sus pezones, haciendo que Jimin gimiera por la nueva sensación que jamás creyó amar.