¡Aleeeeec! -Escuché el grito de Eloína desde dentro de su casa, seguro corría a la entrada dónde yo la estaba esperando. Abrió la puerta y en ese mismo momento saltó a mis brazos en un fuerte abrazo.
Sonreí envolviéndola en mis brazos.
-Lo hice, Eli...-Susurré. Y ella me apretó más en su abrazo.
-Claro que lo hiciste, Amor. Estoy tan orgullosa. -Decía ella emocionada.
-Tenemos que ir a celebrar. -Le advertí.
-Claro que sí. -Dijo ella antes de dar tres besos en mi mejilla.
-Estoy muy orgullosa de ti. Te amo ¿sí? -Decía ella aun colgada a mí. Sonreí acercándome a dar un beso en su mejilla.
-Gracias por siempre creer en mí. -Le dije en voz baja. Asintió de inmediato.
-Voy a extrañarte cuando estés en Yale, pero no importa, nos veremos en vacaciones, y puedo visitarte quizás algún fin de semana. -Decía ella haciéndome entristecer al darme cuenta de que ir a la universidad de mis sueños también implicaba ya no ver a diario a la chica de mis sueños.
-Bueno tú...tú dijiste que aún no sabes a que universidad ir ¿Por qué no aplicas a algo cerca para vernos todos los fines de semana? -Propuse. Ella me sonrió y asintió.
-Quizás lo logre. -Susurró.
-Claro que sí. Eres la mejor del equipo de beisbol, todas las universidades deberían estarse peleando por ti. -Dije subiéndola en mis brazos para dar otro grande beso en su mejilla. Ella rio.
-Te tengo un regalo. -Dijo sacudiéndose para que la bajara. La bajé al suelo y corrió al interior de su casa para mostrarme las galletas de azúcar en letras que formaban la palabra "Yale", y me había hecho un pequeño pastel en los colores de yale que decía "Felicidades" con chocolate.
-Gracias...-Reí yo. Ella sonreía también.
-Bueno...aún tenemos tiempo antes de clases, ¿puedo probarlo? -Propuse, y ella asintió de inmediato por lo que fuimos a su cocina. Después de unas fotos, comimos el pastel, y las galletas me las puso en una caja con listones de los colores de yale, blanco y azul.
Pusimos eso en el auto y empezamos camino a la escuela.
-Gracias por quedarte despierta anoche esperando los resultados. -Le dije yo.
-Claro, no iba a poder dormir, estaba muy nerviosa. Por eso me puse a hornearte tu pastel y las galletas, eso siempre me relaja. -Dijo ella haciéndome reír.
-Eres igual a mi madre. -Dije yo.
-¿enserio? -Preguntó ella sorprendida, más seria.
-Ah no...-Negué confundido con mis propias palabras. -Sólo lo dije porque ella tampoco podía dormir y se puso a hornear un pay de manzana. -Le conté. Ella sonrió un poco.
-Oh... ¿aún no ha mencionado nada sobre mí?
-Eh no. -Admití también poniéndome serio. -¿por qué? ¿Quieres que yo te mencione? ¿Qué le diga algo? -Propuse, pero ella negó.
-No...no, nada de eso. -Susurró.
-¿segura? Amor no qui...
-No. Enserio. quizás se enoje si me mencionas. -Dijo ella bajo.
-No creo. -Negué yo. Y quedamos en silencio porque ya íbamos llegando a la escuela.
Nos fuimos bajando, y yo llevaba nuestras mochilas en cada hombro, pero le di la suya cuando ya nos íbamos acercando al final del estacionamiento, llegando donde había más alumnos bajándose de los autos de sus padres.
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Mi Alec
Literatura FemininaAlec Rutz no tiene suficiente dinero para la universidad, su madre ha sido detectada con cáncer, y su hermano mayor le robó la novia. Su suerte cambia cuando consigue una beca para la mejor preparatoria de la ciudad acercándolo a dos de sus sueños...