*NARRA SAMMY*
Aquí estoy, de nuevo, en el infierno.
Vaya que hace frío aquí... Bueno, eso sólo está en mi mente, porque odio el frío. Me hace sentir solo...
Debo admitirlo: después de tanto tiempo y volver aquí, me trae muchos recuerdos, no precisamente gratos...
*FLASHBACK*
-Madre, ¿qué tiene acá?- pregunté inocente, señalando algo que parecía un moretón en el brazo de mamá.
Retiró su brazo con brusquedad.
-Quita, Benjamin, no es tu problema.
Está apunto de estar ebria.
-¿Estuvo bebiendo, madre?
-¿Y qué si lo hice? Tu padre lo hace todo el tiempo, ¿por qué yo no?
-Por favor, madre, no se convierta en lo que él es...
-Él es tu padre, le amo, y tú también le amas.
-Madre, no se puede amar a quien os golpea y hace llorar.
-¿QUÉ HAS DICHO? Tu padre jamás me golpearía. Déjate de eso -se tapó el brazo alargando su manga.
- Yo no soy ciego, madre. He visto cuando llega de noche y os grita por razones desconocidas... y cuando se impone a sus órdenes, os golpea, muy fuerte, madre, ¿cómo es que deja pasar algo así?
-PORQUE LE AMO- sollozó-... Benjamin, hijo mío...- su expresión cambió, parecía estar conmovida- ... ¿Has oído eso de que por amor se hace lo que sea, de que el amor es ciego y aguanta las peores tormentas?
-Madre, usted puede amarle, pero es evidente que él no a usted.
-No lo sabes, pequeño.
-Juro que no consentiré esto, madre. Están haciéndole daño, físico y emocional.
-¿A qué te refieres, Benjamin?
-Físico, mirad esos moretones- subí su manga-. Emocional, mirad esa botella.
Se acomodó la manga.
-Es una pena que no me hayáis invitado a la reunión familiar.- apareció Padre tras la puerta.
Me puse de los nervios, es decir, nos iba a golpear, sin duda.
-Padre...
-Robert, tenemos que conversar sobre algo, ¿me acompañas a la habitación?
-Está ebrio, padre.
-¿Que estoy qué? JA, JA, JA, JA. Benjamin, calla.
-Robert, necesitamos charlar...
-Que sea aquí. He visto una botella desorientada- se dirigió hacia la botella de la que Madre bebía minutos atrás-. Y no es que sea un ebrio, eh - rió a carcajadas como si de verdad causara gracia.
-Está presente el niño, Robert...
-NO ME INTERESA, hablad de una vez.
Tomó valor y lo soltó...:
-Quiero el divorcio.
Se puso firme, aunque se notaba que el miedo la hacía temblar.
-JA, JA, JA, JA, JA. - volvió a reír como la vez anterior, y de repente, se puso serio- ¿qué has dicho?
Se levantó y apretó los puños.
-Ya no somos una familia, y... por mí da igual, pero está afectándole a nuestro pequeño... necesitamos... lo que necesitamos es empezar de cero. - sonrió esperanzada de que aquel hombre a quien solía llamar Padre accediera y nos dejara en paz.
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¿Jugamos?
DiversosSheila nunca ha sido buena para conseguir amigos, ahora que al fin consigue uno, éste la quiere muerta. Sammy, un pequeño e inocente niño diabólico, que no resistió a la resplandeciente alma, llena de vida, de Sheila. ©Todos los derechos reservados.