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Seungmin dormía como nunca, sintiéndose tranquilo y relajado. El olor a café de Bangchan estaba por toda la habitación y el omega disfrutaba dormir así.
El Alfa entró en su habitación encontrándose con un bultito de mantas al lado izquierdo de la cama. Suspiró el olor a leche que ese cuerpo desprendía y cerró la puerta despacito para no hacer ruido y despertar al omega. Ya era costumbre verle allí pues hace una semana que el omega iba a descansar allí.
Bangchan no le decía nada, cuando el omega abandonaba la habitación, el alfa corría al sitio donde antes estaba Seungmin para poder sentir ese olor tan rico y relajante.
Seungmin ya tenía cuatro meses y su vientre estaba muy salido, ya no realizaba coreografías ni se esforzaba mucho.
Bangchan se acercaba cada vez más al omega aunque Seungmin seguía dudando y cuando estaban solos, él se retiraba dejando solo al Alfa. Y él lo entendía pero ahora lo veía con otros ojos, antes era el mayor del grupo y alguien que no podía tocar pero cuando se enamoró de él no pudo soportar tenerlo. Después de eso, Bangchan se alejó de Seungmin y lo trataba muchas veces mal, lo dejaba solo o le respondía de mala manera. Para último, el Alfa tenía una relación un tanto rara con una omega.
Pero ahora todo era diferente, veía a Seungmin como su pareja, el padre de su futuro hijo o hija, esa persona que complementaba su corazón, pero claro, Seungmin no sentía lo mismo.
El omega estaba prácticamente loco de amor por el alfa pero cuando empezó el desinterés por parte de Bangchan, Seungmin comenzó a llenarse de ideas estúpidas y sin sentido, tales como pensar en que eran verdad las palabras de Bangchan. "No sirves para nada" "Inútil" Y así, el omega se fue odiando a sí mismo. Destruyéndose con sus pensamientos y sintiéndose una mierda al verse al espejo o equivocarse.
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Sungmin se removió en el colchón, pestañeó varias veces para despertarse y quitarse la pereza. Abrió los ojos viendo al frente y ver el perfil de Bangchan, respirando tranquilamente y relajado. Lo miró por algunos minutos en silencio planteándose lo que tenía en mente. Pero vaya sorpresa se llevó al sentir una mano en su vientre, luego se incorporó apoyándose con un codo y vio en las mejillas de su alfa algunas lágrimas secas. Había llorado.
