Carta para no llorar | Kuroken

Diez

¿Por qué esas canciones me recuerdan a ti?

Kenma, mi hermoso Kenma, te extraño. ¿Algún día vas a regresar y sonreírme otra vez o vas a seguir lejos de mí?

Quizás te recuerdo porque tú me dijiste que escuchara esa música. Todo un género nuevo que me cautivó por completo. Debido a eso recuerdo los días en los que reíamos y disfrutábamos del verano, del sol contra nuestras pálidas pieles y las sonrisas que nos dábamos cuando comíamos helado.

Se dice que con el tiempo las heridas se curan. Sé que ya no nos hablamos, no sé nada de tu vida y tú no sabes nada de la mía, somos dos extraños. Pero me gustaría volver a estar a tu lado. Eras la luz que arreglaba mis días, podía contar contigo y reír junto a ti. Simplemente no paro de pensar en lo felices que éramos.

Kenma, ¿por qué tuviste que cambiar?

Nos alejamos. Nos olvidamos el uno del otro. Creo que eso es lo que me lastima más: Porque la última vez que te vi, huiste de mí. Te fuiste dejando la duda sobre mi boca. ¿Debería pedirte disculpas sin saber lo que hice?

Solo quiero que sepas que no me alejé porque realmente lo quise. Te quería demasiado, eras parte de mi mundo. Yo era feliz yendo hacia ti, disfrutando del verano en el que nos hicimos buenos amigos. Disfrutaba tu cercanía, tus bromas y que confiaras en mí.

Recuerdo nuestra última conversación. Yo te dije que fuimos algo temporal, me contestaste que para ti, no fue así. ¿Ese último abrazo que me diste te sirvió de algo, Kenma?

Porque yo volví a ser feliz entre tanta tristeza.