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|-/ Capitulo dos:
"Clancy"
"Recuerdo aquel día como si fuera una fecha importante, era realmente extraño que me acordará de cosas así. Mi memoria se había vuelto como un colador, dejaba salir todo y realmente no quedaba nada por dentro.
Fue un 3 de febrero cuando él llegó a mi vida. Clancy era su nombre, o al menos eso era lo que me había dicho cuando lo conocí. Era extraño ver a alguien tener una amistad o confiar los unos a los otros, pero por alguna razón cuando lo conocí, sentí esa calidez que me hubiese gustado recibir desde un inicio. Él era un chico con la mirada perdida, reservado, no era de muchas palabras...pero, algo me decía que tenía que confiar, su mirada a pesar de estar apagada, podía transmitir palabras de sinceridad.
Él también luchaba, y al parecer llevaba tiempo haciéndolo.
Al principio fue un poco difícil tratar de descifrar la mirada desviada de este tipo. De algún modo lo pude entender, tenía miedo. Éramos simples adolescentes confundidos, bajo un régimen para nada convencedor. Pero no teníamos otra opción, al menos en ese entonces no.
Pasó el tiempo, y como toda buena amistad, nos fuimos relacionando poco a poco. Él seguía siendo esa persona callada que conocí, pero al menos ya entendía lo que sus reacciones me querían decir. De vez en cuando me platicaba de su antigua vida. El tenía una banda y extrañaba estar ahí. Extrañaba a alguien pero no podía recordar su nombre. Realmente eso era lo único que habitaba en su mente. Sus recuerdos se habían perdido.
Cuando la intimidad empezó a aparecer entre nosotros dos, porfin empezamos a hablar más y más. Aún así este se encontrara del otro lado de Dema, siempre venía a mi rescate. Recuerdo que en una ocasión llegó con añicos en la cara, traía consigo una flor amarilla que estaba toda maltratada. Como sí se hubiese peleado con alguien para protegerla.
Ahi fue cuando entendí por lo que él estaba dispuesto a pasar para proteger a los demás.
Después de todo, él era Clancy".
No sabíamos exactamente cuánto tiempo había pasado desde que nuestros caminos se cruzaron, ya habíamos perdido la noción del tiempo. Está ciudad era tan monótona que terminaba por volver loco a todo aquel que viviera aquí. Clancy y yo solíamos caminar de vez en cuando, siempre precavidos de no sobrepasar los límites de la ciudad. Pues ellos lo sabían todo y no tardarían en encontrarnos.
Siempre estábamos él y yo sentados viendo hacia el corto y grisáceo horizonte que está cárcel nos brindaba. Lo único que llamaba la atención a lo lejos eran las miles de lápidas de neón que estaban en los suburbios de la ciudad.
Tanta de la gente que había perdido la batalla era la que representaba a cada una de esas lápidas.
– ¿No te da miedo terminar así? - pregunté. Él nunca giró la cabeza para verme pero pude sentir que se había tensado.
– La verdad...no - dijo con una débil voz – Al menos si muero tratando de salvar a toda esta gente, realmente no me importaría.
Fue ahí cuando capte su idea. Lo mire fugazmente, él también se había percatado de mis miradas. Pareció meditar un rato lo que acababa de soltar y solo suspiró.
– Traveler...yo quiero hacer algo por ellos.
– Lo supuse - esta vez no lo mire – admiro tu coraje.
– Siento tanto coraje...hay niños aquí también, ellos no tienen la culpa de nada - note como cada vez más levantaba su tono de voz – tantas vidas perdidas, tantas muertes, no es justo...no lo es.
Me sentí algo inútil al escuchar esas palabras, de verdad, admiraba mucho a Clancy. No sabía explicar el tipo de admiración que tenía por él. Tal vez si era algo débil pero estaba seguro de sí mismo de que él haría un cambio; quería acabar con el sistema de Dema.
Fue ahí cuando empezaron a surgir los planes.
Al principio fue muy difícil. Después de todo, ellos lo sabían. Nos estaban escuchando.
Ellos nos seguían controlando.
Y a dónde fuéramos, ellos estaban ahí.
Unknown location. 00:00:00
¿?
El fuerte rujido del viento soplaba intensamente. En las montañas el aire era mucho más intenso de lo que había en las superficies bajas. El sol brillaba con intensidad, el cielo estaba despejado y las aves volaban con mucha libertad.
Libertad.
Un hombre escalaba por un barranco en busca de llegar a la cima de la montaña. Con un bosal que tapaba la mitad de su rostro intentaba no despegar la vista de sus alrededores, tenía que estar alerta. En su mano derecha portaba una antorcha, l cual mantenía al lato, dejaba que el fuego flameaba libremente con el aire. Está hacía juego con sus prendas militares que de alguna razón hacían destacar el color amarillo.
Se detuvo un momento para apreciar la bella vista de todo el paisaje que tenía bajo sus pies, muchos árboles en lo bajo del sendero. Muchas montañas verdes, una cantidad exagerada de flores...y a lo lejos, el panorama se iba monotonízando, pudo divisar aquel lugar del que nadie le gustaba hablar. Entrecerró los ojos un momento en busca de alguna señal o algo raro pero nada sucedió. Sin nada más que hacer siguió paso arriba en la montaña. Hasta que unas banderas amarillas le dieron la bienvenida a un lugar habitado.
Era un campamento.
Mucha gente habitaba ese lugar, al igual que él muchas personas portaban el color amarillo con mucho orgullo. Había muchas carpas, fogatas y demás. Que eran habitadas por personas, familias y niños. Cuando llegó se hizo notar la presencia de todos los que estaban fuera y se exaltaron al verlo.
– ¡Él líder está de vuelta!.
Una voz avisó a toda la comunidad, haciendo que salieran de sus tiendas y felices fueran a hasta este se encontraba. Bajo su máscara para luego darles una reconfortante sonrisa.
– ¡Torchbearer! ¿Cómo es allá afuera? ¿Hay monstruos? ¿Le diste una paliza a los obispos? - unos niños interceptaron al líder mientras este intentaba caminar en el campamento, este sólo río.
– Oigan, ¿Quieren dejar a Josh un rato? ¡Tiene cosas que hacer en los altos mandos! - una mujer de cabellos castaños llegó con los niños y los abrazó, dándoles una dulce sonrisa. Estos hicieron caso a la petición de la chica y se marcharon. – ¿Entonces...?
– Pude localizarlos, están...adentro - fue lo único que soltó a la mujer, él la miró con tristeza y preocupación.
– ¿Piensas ir por ellos verdad? - ella levantó la ceja – Sabes que en todo te apoyaré, si se trata de traerlos a casa, estoy contigo Josh.
– Tengo que traer a mi mejor amigo de vuelta...y a mi hermana también.
Después de todo, por algo es él guiaba quien a los banditos ¿No?
