𝐋𝐚 𝐑𝐮𝐢𝐧𝐚 𝐝𝐞 𝐌. 𝐖𝐞𝐚𝐬𝐥𝐞𝐲 | 𝐃𝐫𝐚𝐜𝐨 𝐌𝐚𝐥𝐟𝐨𝐲

𝙄𝙑. 𝙎𝙖𝙣𝙜𝙧𝙚 𝙨𝙪𝙘𝙞𝙖 𝙮 𝙥𝙞𝙣𝙩𝙪𝙧𝙖 𝙫𝙚𝙧𝙙𝙚

˚· 🎞️ .
ʳᵇʳᵗˢ.━━

—Era un poco mayor que tú cuando la conocí. Aunque... no fue de la mejor manera.

Era el comienzo de la primera semana del tercer año escolar y, al finalizar la primera clase, me apresuré a recoger mis pertenencias para unirme a Crabbe y Goyle, quienes me esperaban junto a mí. La profesora nos cerraría la puerta en la cara si llegábamos un solo segundo tarde. Sin embargo, la rara gótica de quinto año frente mío hizo que rodara los ojos.

Reverie Pearl Garner era un chiste para nuestra casa, Salazar se revolcaría en su tumba si la conociera. Todo en ella era raro, extravagante y molesto. Su cabello negro, si no llevaba su velo de abuela, se convertía en un desastre de picos y un flequillo mal cortado. Y para completarlo, todo su guardarropa parecía sacado del basurero de una funeraria.

No me sorprendería si de hecho pasara sus vacaciones ahí, le encantaba cualquier cosa que fuera extraña e inusual. Pansy decía que tenía algún fetiche con los cádaveres.

Traía una bandeja de pastelillos con el escudo de Slytherin y una sonrisa ridículamente tímida, como siempre que hacíamos el mínimo contacto visual.

—Hola —murmuró tan bajo que apenas pude escucharla—. Emmm, preparé pastelillos para mi prima y so-sobraron muchos. ¿No quieren?

Iba a decirle que se largara y me dejara de una buena ves en paz, pero tan pronto abrí la boca, Crabbe y Goyle se abalanzaron sobre la bandeja y acapararon todos los que quedaban.

—Están muy buenos, rarita —dijo gustoso Goyle con la boca llena y las manos embarradas de crema.

—Deberías venderlos —completó Crabbe chupándose los dedos.

Por mi parte hice un mueca asqueado por la forma de comer de mis amigos.

Reverie parecía contenta por sus comentarios, pero luego me miró a mi preocupada.

—Tú no alcanzaste, ¿quieres que te prepare otros? ¡P-Puedo hacer una bandeja para ti solo!

—Haz lo que quieras, sangre sucia —tomé a los dos del cuello de la camisa para avanzar, sin embargo, me detuve a unos pasos para luego verla sobre el hombro—. Pero si lo haces, que no sean de fresa, son asquerosos.

Ignoré su sonrisa complacida y seguí avanzando a zancadas porque no llegaríamos.

Pasé por la arcada del segundo piso y muchos de primer año bloqueaban el paso. Goyle empujó a varios, pero unos gritos de asombro y risas más adelante nos hicieron acercarnos.

Había pintura verde con un olor espantoso regada por todo el piso y el techo, pero el centro de atención se la llevaba Filch, que estaba en medio de todo y con una cara que mataría al que hubiera hecho eso.

Involuntariamente se me escapó una risa cuando, apenas dio un paso furioso, se resbaló por la pintura y sus piernas volaron con ella.

Atrás de él, unas cabelleras naranjas lo miraban complacidos.

A pesar de ser algo simple la broma, no hubieran podido ser nadie más que ellos. Y claro que me daba igual lo que hagan o dejaran de hacer los trillizos, pero la chica era de Slytherin y, si no se libraba como siempre, nos bajarían puntos a nuestra casa.

Alcé una ceja asqueado cuando por un segundo pareció mirarme con una expresión victoriosa, pero en cuanto sus hermanos también miraron noté que no era a mí, sino a mis amigos que aún traían las manos manchadas con crema, crema verde.

Filch se levantó hecha una fiera y yo rápidamente me aparté de ellos unos metros atrás, justo cuando el hombre también notó sus manos y se acercó gritoneando a todo el mundo.

Por suerte, yo ya estaba muy atrás y ni siquiera reparó en mi antes de llevarse forcejando a Crabbe y Goyle.

—¡Oye, Malfoy!

Me tensé al oír a alguien llamándome, pero tan pronto vi quién era me relajé y rodé los ojos.

Se había separado de sus hermanos y se acercaba a mí con altanería y la cabeza ladeada, como si se estuviera burlando de su broma fallida.

—No importa si huyes, no te salvarás a la siguiente —dijo con una sonrisa sarcástica. 

—Ojalá y me hubiera dejado atrapar esa vez. Así jamás la hubiera conocido.