Esta historia trata de T/N , una chica de 25 años que no le a ido muy bien en la vida, pero había conseguido salir adelante y ser feliz, lo que nunca se imaginó que la vida en el infierno pudiese estar tan bien.
Esta historia esta inspirada en la se...
Hm, qué bien dormí anoche, pero creo que ya va siendo hora de levantarse para ir a desayunar, así que me bañé y me puse lo primero que pillé; unos pantalones cortos negros, chaqueta negra de cuero y camiseta blanca de manga corta.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Luego de eso bajé las escaleras para ir al salón en el que ya se encontraban todos.
- *¿Por qué siempre soy la última en bajar?* - pensé.
- Hola T/N, ¿qué tal dormiste? - me preguntó alegremente Charlie.
- Muy bien, gracias por preguntar.
Después de desayunar miré el reloj y ví que eran las 11:30, creo recordar algo que tenía que hacer, pero con mi genial memoria me dí por vencida.
- Hola nena, ¿qué tal después de lo de ayer? - dijo Angel nada más verme.
- Pues la verdad es que muy bien, nada más acostarme en mi cama caí en coma.
- Jajajajaja.
Y en ese momento me acordé, había quedado a las 12:00 con la serpiente en, en, ¡en la plaza del reloj! Tengo que darme prisa ya que no sé lo lejos que está eso de aquí. Así que salí corriendo de repente.
- ¿A dónde vas? - dijo extrañado Angel.
- Eh, a un sitio que tengo que ir, adios, nos vemos luego - dije despidiéndome con la mano.
Nada más salir del hotel vi un taxi y decidí llamarlo para que me llevase.
- Hola preciosa, ¿a dónde quieres que te lleve?~ - dijo el taxista.
- *Agh, qué tío tan baboso* - ¿Me podrías llevar a la plaza del reloj?
- ¿Aja?~ - dijo mirándome en todos lados menos en la cara.
- Te dije que me lleves a la plaza del reloj - dije ya cabreada mientras le apuntaba con un arma.
- Wo, wo, tranquila, venga sube - dijo acojonado.
- Bien - dije satisfecha.
...
Una vez bajé del taxi, el tío salió corriendo de ahí, la verdad me hizo mucha gracia. Mientras esperaba me quedé mirando el reloj, la verdad era impresionante.
- Me pregunto para qué servirá - pensé en voz alta.
- Sirve para contar los días que quedan para el exterminio - dijo detrás mío una voz que se me hacía conocida.
Cuando me di la vuelta, vi que era la serpiente, iba muy elegante tengo que admitirlo, llevaba una camiseta negra, corbata negra y chaqueta amarilla.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
