Introducción I: El Alma del Escritor

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"En tus parpados pareciera existir un cansancio eterno, pero en tus ojos veo un resplandor con un inmenso deseo de vivir ¿Como no pueden verlo los demás estando tan cerca de ti?".

Esa, querido lector, es la manera en la que alguien me describió hace tres primaveras. Alguien de quien, si escuchar mi relato decides, irás conociendo, a la par que redescubro, la imagen de quien ahora mismo tengo distorsionada por la melancolía de mis días. Es la descripción de quien, alguna vez, pude llamar por nombres tan llamativos que hasta el propio helor del invierno hallaba calidez en el ardor de mi amor.

Llamemosla de la manera en que es propia de asignarle: Señorita Luna.

Tan distante de mi corazón, quien acompaño e ilumino mis noches cuando la tinta de mi bolígrafo ya no quería seguir rayando.

Y quien alguna vez fuese parte de mi.

Pese a que ya no este aquí, aún tengo mucho por decir.

No nos adelantemos, pero ya averiguaras el por qué del nombre del libro que ahora tienes contigo.

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Te concedo el argumento de que es demasiado narcisista el iniciar un libro hablando de uno mismo. Me temo que, por esta ocasión, pecare de ello, querido lector.

Mas mis razones poseo, y es lo que ahora mismo te cuento: Si queremos que este vínculo funcione, comer ansías no requieres, y presentarme permitirme tu debes. Ya que pasaremos un tiempo juntos en este jardín, deseo ser lo más transparente que mis letras me concedan, y así tu puedas verme más allá de esta narrativa.

Mi nombre ya lo has visto al mirar a detalle la portada de este escrito, cosa que repito, estoy por mucho agradecido con la oportunidad que me brindas de narrarte los pensamientos que nada más en soledad he podido describir. Aún así, déjame hacerlo de la manera correcta:

Me llamo Angel Daniel Sánchez Landero.

Aunque prefiero que me reconozcas como Daniel S. Landero. Dan o Dani, para mis amigos.

Angel, para mi familia, nombre el cual, como veras, no es tan de mi agrado utilizar.

Mi identidad yace en mi segundo nombre, el cual uso junto a la abreviación de mi apellido, y en deleite se expresa el de mi abuela. Aunque no la recuerde por lo pequeño que era cuando su partida, haré que su apellido prevalezca en mi manuscrito. A la fecha en que inicio a escribir este libro, tengo 19 años, y puedes considerarme un inexperto de la vida, sin embargo, quizás tu perspectiva de mi vaya evolucionando conforme avances las páginas.

Independientemente de la opinión que formes, libre debe ser la imagen mental que de mi crees. Para bien o para mal, lo agradezco con todo mi ser.

Debes estar tranquilo, extenderme en mi presentación hablando solo de mi no siempre ha sido de mi agrado, aunque por lo pronto he de hacerlo para que tu confianza en mi deposites y así nuestra estadía sea de tu disfrute.

Mis Jardines de OtoñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora