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— Ya es tarde — y otra vez el francés lograba conseguir el perdón del mexicano — Tengo que irme y supongo que tú también

— No te vayas — soltó el francés entre quejidos mañaneros — Te puedes ir mañana conmigo

— No, no puedo, quedé en irme con Carlos

— No seas así, dale prioridad a las necesidades de tu novio

— Basta, de verdad me tengo que ir — Sergio dejó un tierno y seductor beso sobre los labios de su pareja y con torpeza buscó su ropa interior.

— Vístete ya o no te dejaré ir nunca — dijo Esteban mientras veía con deseo el cuerpo desnudo de Sergio.

En el jet se encontraban Carlos y Max esperando a que Sergio llegara. El español aceptó que Max se uniera al viaje cuando se enteró de que Jos había dejado tirado a su propio hijo en otro país.

— Supongo que está enojado — el neerlandés no sabía por qué su padre había viajado sin él cuando un día antes estaba más que feliz por la noticia de su ascenso a Red Bull — Gracias por aceptar llevarme, habría comprado un boleto en un vuelo comercial, pero creo que también se llevó mi dinero.

— No te preocupes, para eso están los amigos — Carlos le mostró una sonrisa amable y siguieron esperando.

— ¡Lo siento! Otra vez se me hizo tarde — dijo Sergio, el menos impuntual.

— ¿Y ahora por qué? — cuestionó Carlos.

— Porque me distraje con algo

— ¿Con algo o con alguien? — el español rodó los ojos, lo conocía demasiado bien — Al menos se discreto, vas a viajar con niños y llegas todo chupeteado del cuello

— ¿Cuáles niños?

— Pues nosotros — se señaló a sí mismo y a Max.

Sergio de inmediato se tapó el cuello con su sudadera y saludó al neerlandés con un movimiento de mano.

Gran Premio de Cataluña, España

15 de mayo 2016

Max Verstappen gana el Gran Premio de España, convirtiéndose en el piloto más joven en ganar una carrera de Fórmula 1.

¡Bien hecho Max, hiciste un gran trabajo! — Christian, Team Principal del equipo Red Bull, felicitaba al joven piloto a través del radio — ¡Estoy seguro de que esta es una de las muchas victorias que obtendrás en el futuro! ¡Felicidades y muchas gracias!

Max saltó de su monoplaza para de inmediato correr hacia sus mecánicos quienes lo recibieron con palmadas en el casco y palabras de felicitación.

Y ahí, sobre lo más alto del podio, con las mejillas rosadas por el calor, el sudor corriendo por su frente y el cabello aplastado por el casco, sonreía y miraba a todos los que se encontraban sobre la pista.

Mientras escuchaban respetuosamente el himno de Países Bajos, Max pudo distinguir un pequeño punto correr con desesperación entre sus mecánicos el cual trataba de llegar lo más al frente posible, era Sergio.

Ambos se habían acercado bastante en los últimos días. Antes de la práctica 1 se habían escabullido por ahí en busca de pasar un rato a solas con la simple intención de conocerse un poco más. Todo esto propuesto por Verstappen.

— Y dime Sergio ¿sales con alguien? — preguntó despreocupadamente, no era como que le importara saber, solo era una pregunta cualquiera.

— Bueno... no lo sé realmente

— ¿Ah? — Max tomó un sorbo del termo que simulaba ser una lata de Red Bull.

— Mira, te voy a contar, pero no digas nada

— Okey — Max se recargó en la pila de neumáticos que los cubría listo para escuchar.

— Bien — suspiró — Sí, estoy saliendo con Esteban... o algo así — rió — Se supone que nadie debe saberlo porque esto podría crearnos un problema tanto a nosotros como a nuestros respectivos equipos, ya sabes, es menor que yo y él no quiere que los medios se metan en lo que no les importa.

— Oh vaya, entiendo — Max esperaba recibir una respuesta negativa a su pregunta, pero se llevó una sorpresa al saber que el corazón del mexicano ya lo tenía alguien más.

El trofeo de primer lugar le fue entregado.

Felicidades — fue lo que Max pudo leer de los labios de Sergio. Una gran sonrisa se dibujó en su rostro y con aún más efusión levantó el trofeo, le estaba dedicando secretamente su primera victoria.

Al terminar las entrevistas protocolarias en el corralito, Sergio intentó escabullirse al hospitality de Red Bull para felicitar personalmente a Max, pero Esteban logró dar con él.

— ¿A dónde vas amor?

— A ningún lado — rió nervioso — Solo iba a... a buscar a Carlos, necesito hablar con él

— Bueno, si quieres hablar sobre algo lo puedes hacer conmigo, sabes que estoy para ti

— Sí, gracias — el francés intentó besarlo disimuladamente, pero Sergio lo evadió.

Caminó deprisa hacia ninguna parte y cuando perdió de vista al francés retomó su camino. Al llegar vio a Max sentado afuera en soledad.

— ¿Todo bien? — el mexicano se acercó lentamente.

— ¿Eh? — el neerlandés se notaba triste, pero ¿por qué?

— ¿Puedo sentarme?

— Claro — se hizo a un lado dejándole un espacio sobre el escalón.

— Lo hiciste muy bien

— Gracias

— Lindo trofeo — el mexicano intentó aligerar el ambiente, pero no lo logró.

— Sí, es lindo

— ¿Qué tienes? — finalmente preguntó.

— Mi papá, creí que estaría aquí, pero supongo que sigue enojado — levantó la mirada y se centró en un punto fijo — Es mi primera victoria, la más importante de mi carrera y mírame, hace rato era el centro de atención y hora estoy solo, que patético — soltó una risa cansada.

— No estás solo — Sergio sabía lo que se sentía no tener a su familia presente en los momentos más importantes de su carrera, aunque fuera por circunstancias distintas conocía perfectamente el dolor que se alojaba en el corazón holandés.

La vida es mejor cuando recibes un abrazo y Max supo eso hasta sus 18 años, cuando un mexicano de 26 años de lindas pecas le dio el abrazo más sincero de toda su vida.

We Are on the Race Track | ChestappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora