★ 04. Miss Perfecta

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NISHIMURA RIKI

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NISHIMURA RIKI

El glorioso sonido de la campana resonó por toda la escuela, anunciando que aquel largo y estresante día por fin había llegado a su fin. Riki no perdió tiempo y guardó sus cosas dentro de su mochila, sin prestarle atención a las últimas palabras del profesor y, seguidamente, fue de los primeros en salir del aula.

Instantes después, Jungwon lo alcanzó. Ambos se quedaron charlando con su grupo de amigos por un buen rato hasta que tuvo que abandonarlos cuando su autobús había llegado. Se despidió de ellos para luego caminar hacia la parada que estaba frente al recinto escolar.

Al subir al autobús, una ligera curva apareció en sus labios al ver a Yerim en uno de los asientos individuales, inmersa en su música. Traía sus auriculares puestos y miraba por la ventana, absorta en sus pensamientos. Sabía que, en cualquier momento, podría arruinar su momento de tranquilidad, lo que le causó cierta satisfacción.

Vio que el asiento justo detrás de ella estaba desocupado —una suerte, considerando lo saturados que solían estar los autobuses a esa hora— y decidió tomarlo, sin antes, pagarle la tarifa al chófer. Como era de esperarse, Yerim ni siquiera se percató de su presencia.

Cuando el autobús comenzó a moverse, Riki se arrimó un poco más cerca de ella con una media sonrisa. Esperó unos segundos, pero nada. Yerim estaba completamente en otro planeta. Sin más, se acercó un poco más y le sopló en la oreja. Ella se sobresaltó de inmediato y se giró bruscamente, mientras él veía cómo su expresión pasaba de sorpresa a puro desdén.

—Tú otra vez —gruñó Yerim, irritada.

—Yo otra vez —repitió con diversión mientras apoyaba sus brazos en el respaldo del asiento de ella.

La chica se giró de nuevo, subiendo el volumen de su walkman, aunque ya estaba al máximo. Como si no fuera suficiente tener que soportarlo todo el día en clase, ahora también tenía que hacerlo en el autobús.

Durante todo el trayecto, Riki no dejó de fastidiarla. Yerim hacía todo lo posible por ignorarlo y enfocarse en la música, pero era inútil; cada vez sentía más ganas de lanzarlo por la ventana.

Cuando Riki empezó a jalarle el cabello, Yerim sintió que la paciencia, ya colgando de un hilo, se rompía. Ya no podía aguantar más.

—¿Qué te pasa, imbécil? —soltó, girándose bruscamente hacia él, conteniendo su voz para no gritar—. ¿Por qué siempre necesitas recibir atención? ¿Acaso en tu casa no te dan suficiente?

Riki se cruzó de brazos, esa sonrisa burlona en su rostro que ella odiaba más que nada.

—Pues es de mala educación ignorar a alguien cuando te hablan —contestó el chico.

Yerim sabía que él lo estaba gozando. Le encantaba robarle su paz.

—Y tocar a alguien sin su permiso también lo es, genio —replicó ella. Justo cuando estaba a punto de soltarle algo peor, el autobús se detuvo en su parada—. Vete al carajo.

We Were 18 ⇝ Nishimura RikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora