★ 19. Un puma encantador vs. Un pato muy osado

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HAN YERIM

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HAN YERIM

Las semanas pasaron tan rápido que, en un abrir y cerrar de ojos, el otoño estaba a punto de terminar. Era de noche, el aire afuera era fresco y una ligera brisa acariciaba suavemente las hojas caídas. Las ramas desnudas de los árboles se alzaban, pareciendo siluetas esqueléticas bajo la luz tenue de la luna.

La luz cálida de su lámpara de escritorio iluminaba sus libros y cuadernos abiertos sobre la mesa. Yerim estudiaba mientras escuchaba el suave susurro del viento y el crujido ocasional de las hojas movidas por la brisa.

Solo quedaba un día para las olimpiadas y Yerim no podía dejar de sentirse nerviosa. Su mente divagaba de un lado a otro, sin poder centrarse en los estudios. Pensaba en todos los posibles escenarios, en lo que podía ir mal o bien.

De repente, escuchó el timbre de su beeper sonar desde su mochila, enganchada de la silla. Lo sacó y observó la pantalla iluminada, mostrando el número que reconoció de inmediato como el de Riki. Marcó el número en su teléfono y esperó, escuchando el tono de marcado.

¿Hola?

—Riki, ¿para qué me llamaste?

Yerim, veámonos en el parque. Hay algo importante que necesito decirte —respondió Riki al otro lado de la línea.

—¿Qué? ¿Ahora? —preguntó, confundida.

¿Qué tiene?

—Mejor veámonos mañana. Ya es tarde y debe estar haciendo mucho frío afuera. —Yerim giró su cabeza y miró por la ventana las ramas de los árboles mecerse por la brisa del viento.

Debemos vernos ahora. No podré decírtelo luego —insistió Riki.

A Yerim no le quedó otra opción que aceptar. Por alguna razón, no se le había pasado por la mente que no tenía permitido salir a esa hora, por lo tanto tendría que escaparse. De nuevo.

Riki era para ella como una especie de imán, siempre lograba que le fuera imposible decir que no. Además, él la hacía hacer cosas que nunca antes se habría atrevido, como escaparse de su casa. Aunque Yerim conocía el riesgo que corría, no le importaba en lo más mínimo.

«Puedo decir que me quedé estudiando en la academia, ¿verdad?». Pensó. Como sus padres aún no habían llegado a casa, era probable que, cuando ella regresara, ya estarían allí.

Al llegar al parque, encontró a Riki sentado en un columpio, meciéndose lentamente mientras apoyaba su cabeza en la cadena que lo sostenía. Yerim no necesitó acercarse mucho para que él sintiera su presencia. Se levantó de inmediato y caminó hacia ella.

—Espero que lo que tengas que decirme sea rápido, porque está haciendo mucho frío y también debo prepararme para las olimpiadas de mañana —dijo la chica, frotándose las manos para darles algo de calor.

We Were 18 ⇝ Nishimura RikiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora