𝕸𝖊𝖓𝖘𝖆𝖏𝖊𝖘 𝖞 𝖌𝖆𝖙𝖎𝖙𝖔𝖘. ᯓ★

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Aclaración: el símbolo ''/'' o ''\'' es para simular mensajes. Los mensajes están escritos de forma vulgar/con abreviaciones porqué se trata de una conversación informal entre adolescentes.

Al llegar a su casa, vio que a su móvil le llegaron algunos mensajes de un número desconocido. Supuso que se trataba de Fang, y los mensajes lo confirmaron. Le preguntaba si se encontraba bien y si había vuelto a su casa. Edgar le dijo que sí. Pasaron varios minutos entre trivialidades. Era tarde en la noche y Byron les mandó a dormir a los dos. Por supuesto, ellos no se pusieron a dormir. Pero Edgar estaba haciendo algo distinto a lo usual.

/ Oye Fang, no deberías estar durmiendo?

Yo puedo quedarme despierto hasta tarde. No deberías ser tú entonces? \

/ Ni de coña, no pienso dormir. Tú sí?

Q va. Te apetece hablar? \

/ Claro.

Y así fue como ambos se quedaron hablando por horas, ya fuera por cosas sin importacia o problemas más personales. Siguieron esa rutina durante unos días. Ahora, más que ojeras, parecía puro maquillaje, y ahora si se le podía poner el apodo de ''mapache''. A Edgar le desmotivaba verse al espejo. Pero podía cambiar eso por hablar con Fang. Era agradable, era cómodo, y pese a ser a través de una pantalla, se sentía muy cercano. Eso quería. Tenerlo cerca. Muy cerca. Colette espiaba a menudo sus conversaciones. El de pelo oscuro lo sabía, así que escribía nada raro. Pero, ¿por qué debería hacerlo? Él era un amigo, no podía decirle cosas demasiado extrañas. Pasó el tiempo. Ahora quedaba un día para las vacaciones esas de una semana. Fang llegó unos minutos más tarde que Edgar, y le saludó efusivamente.

- ¡Ed! ¿Qué tal?

- Y tanta confianza. Meh, bueno, no estoy mal del todo. ¿Tú?

- Bien, bien, ¡me alegro de verte!

- ¿Oh? Bueno, gracias... Yo también.

Edgar, ahora bastante nervioso, decidió ir yendo hacia la clase. Fang se quedó viendo con una sonrisa como el chico se alejaba, y después le siguió. Durante las clases, como siempre aburridas, el menor decidió encontrar algo para distraerse. Sacó su diario y empezó a escribirle cosas. Después pensó en pasarse notas con su hermana, pero estaba lejos. Lo dejó estar. Hizo un avión y empezó a decorarlo. Le hizo dibujos y símbolos, solo por la estética, y porque quería tirarlo por el aula. Fang llevaba mirándolo desde hacía un rato. Estaba pensando en todos los mensajes y aquel día en el arcade. Quería verlo más, tenerlo cerca más a menudo. Igual que el otro, que soñaba con tenerlo literalmente encima. Típico de adolescentes. Salieron y Colette fue rápidamente a ver a su hermano.

- ¡No me la vas a creer!

- ¿Qué pasa?

- Creo que me gusta alguien.

- ¿Otra vez? Ya van cinco.

- Calla. Esta vez es real. Estoy convencida.

- ¿Y?

- Es Jan...- —Fue interrumpida por el pelinegro, que al parecer estaba preocupado.—

- Con chicas no.

- ¿Eh? ¿Por qué no? Ooh, ¿Eres hómofobo? No, no puede ser. Porqué claro, tú eres gay... —Así se quedó meditando durante un rato.— Hmm...

- ¿Cómo que gay? ¿Cómo te atreves?

- Ay, pensé que te gustaban los hombres, osea, ya sabes, porque... Bueno, ya sabes.

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