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Olivia corría con todas sus fuerzas, aunque su rodilla doliera un poco por la caído que uno hace unos instantes.
No fue hasta que se escondió detrás de una pared que pudo notar la gran herida que traía, su rodilla sangraba bastante y las lágrimas no tardaron en salir, se sentía tan cansada, asustada y culpable por haber dejado atrás a Carly y Wade.
Deseaba muchísimo que ellos estuvieran bien, quería que esto simplemente fuera un mal entendido o un mal sueño.
Busco su teléfono y no lo encontró, tal vez se le abría caído cuando salió corriendo.
Asumo su cabeza, se fijo si había rastro de Bo y tomó aire, salió de su escondite yendo para el centro del pueblo en donde todas las luces se habían prendido. Haciendo que un revoltijo se hiciera presente en su estómago, las náuseas habían vuelto haciéndola poner de cuclillas y vomitar.
Mierda. Pensó mientras lloraba.
Una vez que se reincorporó, miro hacia la iglesia. Tal vez habría alguien ahí que la pudiera ayuda, algún religioso podría resguardarla y llamar a la policía o a su novio.
Al ingresar, observo a varias personas sentadas.
—¡Ayuda! ¡Alguien...— se callo al notar las esculturas de cera.
Todos a su alrededor eran de cera, el mismo Padre también y la muerta en el ataúd. Las lágrimas salieron más violentamente de sus ojos, mientras golpeaba el ataúd.
—¡No, no, no!— repetía.
Quería gritar, patalear, hacer todo. Pero si de verdad lo hacía, revelaría dónde se encontraba. Mordió su lengua y comenzó a buscar un teléfono en la ropa de las esculturas, algo que le facilitaría la comunicación con su novio o su hermano.
Sin querer toco de más una escultura y un brazo se desprendió, dejando ver que no era completamente de cera. Noto la carne humana y se tapo de su boca, evitando vomitar nuevamente.
Tomó el papel que traían la mayoría de culturas y leyó silenciosamente: "Nuestra querida hermana, Trudy Sinclair. Orden del servicio"
Todo lo que Bo había contando en el viaje a la casa... ¿era cierto? Entonces eso completaba una pista más, estaba segura que Bo era hijo de esa señora y estaba más segura que el tal Vincent es quien vieron afuera de la casa de cera.
Miro adentro del ataúd y pudo ver a una anciana. Limpio sus lágrimas y siguió buscando alguna salida, algo que la ayude en este momento pero un ruido afuera de la iglesia la puso en alerta.
Rápidamente busco un lugar en donde esconderse, levantó la túnica del Padre y se metió ahí adentro, si fuera algunos de sus amigos se anunciarían y no, sería Bo.
Tapo su boca para silenciar los sollozos, trataba de evitar que su cuerpo tiemble pero era en vano, estaba realmente asustada.
—Lo siento, mamá. Estas personas no tienen respeto.— escucho la asquerosa voz de Bo.
