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Capítulo siete.

El reloj dio las cuatro de la tarde, todos los alumnos se apresuraron a guardar las cosas en su mochila. Muchos de ellos irían a clases extras, a estudiar en la biblioteca o simplemente regresarían a casa para descansar, éste último era el caso de Hye Ahn. Su padre le había insistido para que no se quedara horas extras en la escuela, al menos durante algunos días. Por supuesto, Hye Ahn estaba más que feliz con eso.

—Lee Hye Ahn —alguien le llamó a sus espaldas.

Ella se giró para encontrarse con Shin Yeri y Bang Chan, la presidenta y el vicepresidente del consejo estudiantil, respectivamente. Hizo una reverencia para ambos y les dio una sonrisa algo apenada, pues no pudo evitar recordar su incidente de días atrás que seguramente había arruinado por completo la primera reunión del consejo estudiantil.

—Te hemos estado buscando todo el día —dijo Chan, su sonrisa radiante como el mismo sol. Hye Ahn fingió no derretirse en ese momento.

—¿A mí? —preguntó incrédula, como si no fuera obvio que se referían a ella.

—Sí. A partir de ahora somos un equipo ¿no? —Hye Ahn asintió y Yeri puso una suave mano sobre su hombro—. Como tus compañeros, nos preocupamos por ti, entonces queríamos asegurarnos de que te encuentras bien y decirte que no tienes que atormentarte por lo que ocurrió la última vez.

—Oh, por supuesto. Me encuentro mucho mejor ahora, no hay de qué preocuparse —respondió la chica con una media sonrisa.

La vergüenza era evidente en su rostro, pero de todas formas agradecía el hecho de que sus mayores se tomaran el tiempo de buscarla para decirle aquello.

—Pospusimos tu presentación y la de Seungmin para nuestra próxima reunión, pero si no te sientes cómoda con ello podemos buscar otra alternativa con la cual puedas presentarte —propuso Chan amablemente—. Queremos que sepas que cualquier cosa que necesites puedes acudir con nosotros, Hye Ahn.

Nadie jamás se había preocupado tanto por ella, claro, aparte de su padre y Jisung.

—Claro que puedo presentarme sin problema la siguiente reunión —mintió—. Y muchísimas gracias, sunbaes —de nuevo hizo una reverencia.

Los mayores se retiraron deseándole una bonita semana y ella soltó un suspiro contenido. Caminó con pasos lentos a la salida de la escuela y le envió un mensaje a Jisung de que ese día se estaba yendo sola a casa. Cuando recibió una respuesta positiva de su amigo finalmente pudo acelerar el paso.

Tan sólo algunos estudiantes regresaban a sus casas a esa hora, por lo que gran parte del trayecto sería tranquilo. O eso pensó Hye Ahn.

—¡Lee! —alguien gritó detrás de ella, haciendo que se detuviera en seco, un poco irritada, a decir verdad.

Por supuesto, había demasiadas personas con el apellido Lee, pero el llamado había sido dirigido a ella sin lugar a duda.

—Hwang... —dijo una vez que el chico estuvo frente a ella. Intentó sonreír, pero salió más como una terrible mueca.

—¿Te molesta si regreso junto contigo?

Sí. ¿No es más que evidente?

Para mala, o buena, suerte de Hye Ahn, Hyunjin vivía en el mismo vecindario que ella, no demasiado cerca, pero si lo suficiente como para tomar el mismo camino para llegar a sus respectivos hogares. En realidad, no había sido un gran problema los primeros días que Hye Ahn se había mudado a ese lugar, hasta que lo fue.

Los vecinos eran amables, el ambiente era agradable y había tantos servicios disponibles cerca, incluso había un café con temática de gatitos en la zona pero, aún con todo ello, Hye Ahn se la vivió encerrada en su casa durante todas las vacaciones antes de entrar a la preparatoria. Había tomado esa decisión extrema luego de casi toparse con Hyunjin y Kim Seungmin en el supermercado.

¡Hey Kim! | 𝐒𝐞𝐮𝐧𝐠𝐦𝐢𝐧.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora