¡Hey Kim! | 𝐒𝐞𝐮𝐧𝐠𝐦𝐢𝐧.

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Capítulo cinco.

Una brisa leve alborotó algunos de los mechones del largo cabello de Hye Ahn, por lo que detuvo un poco su caminar para acomodarlo en una coleta, era mucho más cómodo de esa forma.

—¡Oye! ¿Te das cuenta de la hora que es? Llegaremos tarde a la escuela si sigues deteniéndote cada cinco segundos —se quejó Jisung, como si de verdad le importara llegar tarde al infierno que se hacía llamar escuela.

Ella, a regañadientes, tuvo que acelerar su paso un poco más, no queriendo admitir que en realidad estaba atrasando su llegada a aquel terrible lugar. Había demasiadas razones para no querer ir, pero tenía que resignarse, incluso Jisung había tenido la amabilidad de acompañarla esa mañana.

—¿Qué más da? Un minuto menos un minuto más, de todas formas, la guardia siempre me mira mal.

Jisung soltó una risita, una de esas que hacían que Hye Ahn quisiera abrazarlo, pero se contuvo y, en cambio, le dio un pequeño codazo. Luego de eso, su camino fue silencioso, extraño, pero cómodo.

De pronto, un pensamiento cruzó por la mente de Hye Ahn.

—¿Jisung, crees que alguien en la escuela se haya enterado de lo que me pasó?

—Uh, quizá, solo unos cuantos... —le respondió el chico en un tono muy bajo.

La realidad era que más de la mitad de la escuela sabía sobre lo que le había ocurrido a Lee Hye Ahn en la primera reunión del consejo estudiantil, y lo más seguro era que no lo olvidarían hasta unas semanas más tarde o hasta que surgiera otra cosa más interesante de la cual hablar.

—Bueno, tal vez, solo tal vez... —fue lo que Jisung pudo decir antes de tropezar con una piedra y caer al suelo de la forma más cómica posible.

Unas chicas que iban pasando a su lado, también en dirección a la escuela, se atrevieron a reírse de él en su cara. Lee Hye Ahn, como la buena mejor amiga que era, no iba permitir que eso se quedara así, entonces las miró mal y de su boca salieron unas cuantas palabrotas. ¿Quiénes se creían para burlarse de su amigo? Solo ella era digna de hacer eso.

—¡Hey, sigo en el suelo! —le reclamó Jisung.

Hye Ahn todavía lanzó una grosería más y luego se giró para poder ayudar a Jisung, pero fue demasiado tarde, pues alguien más estaba ahí estirando su mano para que su amigo se pudiera poner de pie.

—Gracias, hermano...

Agradeció Jisung mientras sacudía con cuidado el polvo de su uniforme. Estaba tan concentrado en eso que, al levantar la mirada, sus ojos se abrieron en sorpresa al ver a la persona frente a él

—Oh, mierda... —dijo sin querer. Luego, en un intento de no parecer grosero, sonrió—. Quiero decir, hola, Kim Seungmin. ¿Cómo estás?

—Debería preguntarte eso a ti —respondió Seungmin, dirigiendo su mirada hacia la pierna de Jisung y el pantalón roto que dejaba ver una herida en su rodilla—. Tu pierna sangra y tu pantalón se ha rasgado, Han Jisung.

Hye Ahn, quien hasta ese momento parecía estar en un pequeño trance, reaccionó de nuevo al escuchar lo que había dicho Seungmin, entonces sus ojos se posaron en la pierna herida de su mejor amigo.

—Es cierto, ¿te duele mucho, Hannie? —preguntó Hye Ahn, intentando no prestarle mucha atención a Seungmin. Su mejor amigo era más importante en ese momento.

La respuesta que estaba por dar Jisung se vio interrumpida por el otro chico.

—Deberías ir a la enfermería de inmediato. Puedes subir a mi espalda. Te llevaré, ya no estamos muy lejos de la escuela, no sería ningún problema.