Capítulo 2

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Los días pasaron y la presencia de Maximilian en mi vida se volvió más frecuente. A pesar de su apariencia sombría, comenzó a mostrarse amable y atento, siempre dispuesto a escuchar mis preocupaciones y a compartir sus propias experiencias. Sin embargo, mis sentimientos hacia él no cambiaban, y mi mente seguía ocupada por el chico del que estaba enamorada.

Una tarde, mientras paseaba por el parque cercano a mi nueva residencia, me topé con mi mejor amigo, Liam Smith, quien había conseguido un permiso del trabajo para visitarme. Liam era todo lo contrario a Maximilian: de piel blanca como la nieve y cabello rubio brillante. Trabajaba en una pequeña cafetería del centro, donde era conocido por su amabilidad y simpatía.

Al verme, Liam corrió hacia mí y me abrazó con entusiasmo.

-¡Lottie! ¡Qué alegría verte! - exclamó con una sonrisa radiante, mientras me llamaba por aquel apodo que me puso cuando apenas éramos unos niños.

-¡Liam! - respondí con igual alegría. - ¿Qué haces aquí? ¿Cómo conseguiste el permiso?

Maximilian, quien había salido a caminar también, se acercó a nosotros con curiosidad. Liam lo miró con una ligera sorpresa, pero luego le dedicó una sonrisa amistosa.

-Maximilian, este es Liam, mi mejor amigo - lo presenté, notando la tensión en el aire.

Maximilian asintió en respuesta y extendió la mano hacia Liam.

-Un placer conocerte, Liam. Soy Maximilian Graves - dijo con su habitual seriedad.

El saludo fue cortes pero distante. Liam, sin embargo, no pareció afectado por la actitud de Maximilian y le estrechó la mano con firmeza.

-El placer es mío, Maximilian.- respondió con una sonrisa casi mecánica.

De repente suena su teléfono, a lo largo de la llamada a Maximilian se le va deformando la cara a una de preocupación.

-Maximilian ¿qué pasa?.

-me acaban de llamar de la fuerza aérea, se acaba de estrellar un avión me tengo que ir.

Maximilian se va tan preocupado que se le olvidó despedirse, me quedo a hablar un poco con Liam quien no lo hubiera visto desde hacé muchos años, eso era risa y risa pero estaba preocupada por Maximilian.

-Liam me tengo que ir, mañana voy a venir a verte otra vez a la cafetería, me invitas a un café - dije guiñándole un ojo de manera juguetona

Al despedirse, Liam me abrazó con cariño y me susurró al oído: -"No te preocupes, Charlotte. Siempre estaré aquí para apoyarte, pase lo que pase".-

Con esas palabras reconfortante resonando en mi mente, regresé a casa, lista para enfrentar los desafíos que el destino tenía preparados para mí.

El precio de un besó en la guerraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora