El jardín de la mansión Garllet era embelesante. Se sentía como si toda la magia de Saeregán se concentrara y purificara para lanzar un poderoso hechizo sobre el lugar. Era la única explicación que encontraba Alexander para los nervios que amenazaban con destruir sus terminaciones nerviosas y la inquietante expectativa ante lo que pasaría a continuación.
La fragancia dispersa en el aire se impregnaba en la piel, en los recursos y en el corazón de Alexander. Y sus sentidos se agudizaron aún más cuándo vio a su objetivo: Kyle Garllet; que como de costumbre, a los ojos de Alexander, lucía impecable. Su actitud confiada, su porte que desprendía elegancia por donde sea que decidieras mirarlo, su sonrisa traviesa y sus pícaros ojos color café eran un espectáculo perfecto para Alexander.
Kyle se adelantó hacia Alexander como si no pudiera esperar a que él llegara por su cuenta, ni contenerse para tenerlo entre sus brazos. Kyle le dedicó una encantadora sonrisa a Alexander y sin andarse con rodeos, posó un beso sobre la mejilla de su acompañante. El abrazo que compartieron después de eso, compensaba toda la distancia que se interpuso entre ambos amantes y ponía fin a la tortuosa espera de un siguiente encuentro.
La noche estaba tan tranquila que parecía mentira que ambos hombres se permitieran una escabullida de la escandalosa fiesta que se estaba celebrando en la mansión Garllet. Cada vez se les dificultaba más tener tiempo a solas, por eso Alexander —que no acostumbraba asistir a fiestas— hacía excepciones si Kyle asistía. Era arriesgado, pero ninguno podía evitar buscar al otro en la multitud, o donde sea que se encontraran. Y de alguna manera, sus escapadas de las fiestas eran entrañables, ya que Kyle había cortejado a Alexander así, insitándolo a seguir sus locuras.
—Estás hermoso —susurró Kyle al oído de Alexander, lo que provocó que las mejillas de Alexander adquirieran un color rojizo, similar al que ya poseía Kyle en su rostro— No veía la hora de sacarte de ahí —dijo riendo, pero se podía entrever impotencia en su voz.
—Y yo de que lo hicieras —respondió Alexander, y le devolvió la sonrisa, jugando con el cuello de la camisa de Kyle— Tú también luces estupendo —le aseguró, envolviendo sus brazos alrededor del cuello de su novio, con una familiaridad que escandalizaría a muchos.
Kyle pasó sus manos por la espalda de Alexander, y lo atrajo hacia sí para compartir otro abrazo que venía con intenciones diferentes al anterior. Contenía caricias y roces más íntimos, y no podían faltar los clásicos coqueteos de Kyle que le sacaron más de una sonrisa a Alexander. Pero no podían continuar así. Pasaron de los contactos seductores a un ambiente más cálido y tierno que escondía el intenso deseo no querer separarse jamás.
Refugiado entre los brazos de Kyle, Alexander recordó el día en que se conocieron. Kyle no le quitaba los ojos de encima y cuando había tomado el valor de hablarle, Alexander se comportó bastante indiferente y la defensiva. Al ver como estaban ahora, se sintió un tonto por haberse comportado de esa manera.
En aquel entonces, Alexander no tenía una opinión muy buena acerca de los Garllet. Ellos tenían lazos directos con los dragones: que eran una de las 7 criaturas más poderosas de Saeregán; y eso convertía al apellido Garllet en uno de los más importantes de la realeza. Alexander solo podía imaginarse a Kyle como un arrogante de primera, debido a la posición jerárquica de su familia. Y que Kyle le hubiera coqueteado descaradamente cuando a penas se conocían, le dio mucho que pensar. Pero Alexander no tardó en darse cuenta que su opinión de Kyle se basaba en simples prejucios.
En el caso de Alexander, la criatura mágica relacionada con el linaje de su familia: los Ahecex, eran los elfos. Pero existía otra familia que era bendecida por los hadonfes: los Bradhen.
La pureza era algo sumamente importante para los seres mágicos, pero los hadonfes —una raza híbrida producto de la mezcla de los elfos, las hadas y los duendes—, eran una de las pocas excepciones a la regla. Estaban entre las 7 criaturas más poderosas de Saeregán, por lo que la extraña combinación de razas funcionaba muy bien en este caso. Los Ahecex, al tener contacto solo con los elfos, eran una rama secundaria de los Bradhen, la familia principal.
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Paths of Love and Freedom [RELATOS CORTOS]
RomansaRecopilación de microcuentos LGBTQ+. Concurso #LaCarreraQueer. Wattpad 2024. ⚠️ ACLARACIÓN ⚠️ Quiero pulir algunas cosas en los microcuentos que no pude ajustar correctamente durante el concurso. Dicho de otra forma: estos son los borradores, las...