Prólogo

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Un silencio reinaba en la casa de los catorce chicos que en pocos minutos se convertirían solo en trece. La única chica se movía por toda la habitación empacando las pocas pertenencias que quedaban, solo faltaba una caja grande con que contenía algunos de los regalos que le dieron los fans como los chicos y por muy masoquista que se viera, la chica no tenía corazón de tirar aquellos obsequios tan especiales entre ellos su cuaderno de canciones que woozi le dió, cuando cumplió sus 18 años.

Una vez terminó, tomo la carta que había escrito el día que había firmado su renuncia bajo el sello de Pledis Entertainment, dió un largo suspiro y salió de la habitación, asustada de afrontar ese nuevo futuro que le esperaba. Al llegar a la sala pudo ver a todos los chicos esparcidos por el salón y aunque ninguno la miraba, todos compartían el mismo rostro de tristeza y culpa.

La chica por mucho que decía que no podía odiar a los chicos, no pudo evitar llenarse de ira cuando los vió ¿Porque se veían tan tristes? ¿Acaso no deberían estar felices con su partida? Después de todo ellos fueron los que la obligaron a irse.

— ¿Acaso se sienten culpables? —la chica lanza una risa sin gracia y dirige su vista al líder del grupo —Fueron los únicos culpables de todo ésto y no son capaces de mirarme a la cara —sus ojos contenían las lágrimas que en cualquier momento saldrían de sus ojos —Tu prometiste mantener a salvó y fuiste el que más daño hizo.

Seungcheol levantó su mirada viendola, se veía pequeña, frágil, como la primera vez que la conoció, de un momento a otro paso a ser su héroe a volverse su villano, sus ojos mostraban arrepentimiento más su boca decía todo lo contrario, habían llegado muy lejos como para arrepentirse ahora.

— ¿Porqué no dejas de hablar y te largas de una vez? —solto brusco, tratando de ignorar las ganas de arrodillarse y suplicar el perdón de la femenina.

Star soltó los primeros sollozos y sus mejillas se inundaban en gruesas lágrimas. Esperaba al menos un perdón para mantener un descanso mental, sin embargo supo en ese preciso momento que su historia con Seventeen había acabado, los chicos la odiaban, el jefe la odiaba, el fandom probablemente lo odiaria también y ya se había quedado finalmente sin nada por lo que lucho.

Tomo el cuaderno que Woozi le regaló, la carta y la puso en la pequeña mesa de sala, quitó el anillo de su dedo meñique y con sus manos temblorosas también lo dejo en la mesa ya que no necesita quedarse con algo que le recuerde constantemente lo que sufrió.

— Les deseo lo mejor, chicos y que Seventeen se conserve por siempre como 13 miembros. Adiós, espero no volver a verlos más nunca en mi vida.

La chica se giro incapaz de ver a alguno de los chicos y salió de la casa que en algún momento considero su hogar. Lágrimas seguían saliendo de sus ojos como si no fuera capaz de detenerlas, lanzo la caja al asiento del copiloto, encendió el auto y condujo solo dos cuadras, se estacionó comenzando a golpear el volante con rabia, era un desastre de lágrimas, sollozos y mocos, conducir en su estado sería demasiado peligroso.

Paso medía hora, hasta que logro relajarse para conducir hasta el pequeño apartamento que logro conseguir y podrá mantener al menos por un año.

Ahora iniciaba su nueva vida y de alguna manera debe salir adelante y olvidar que alguna vez, fue parte del grupo Seventeen, lastima que quedar en el olvido para alguien que nació para ser una estrella era algo imposible.







Hola, espero y puedan apoyar mi primera historia la verdad tengo varias en borradores pero me decidí comenzar por esta a ver cómo le va!!!

La ex integrante de Seventeen Donde viven las historias. Descúbrelo ahora