Harry Potter y los Secretos de las Víboras

Capitulo 25

Harry

Antes de irse, Harry le ordenó a Kreacher que vigilara el consumo de alcohol de Sirius y se asegurara de que alguien lo vigilara. Vanessa y Hazel se mudarían al día siguiente, pero Harry tenía que mantener las apariencias y eso significaba regresar a la escuela para el banquete de despedida.

Se preparó antes de volver a la red Flu a la oficina de Snape.

—Tu padre está muerto, —observó Snape tan pronto como Harry salió del fuego.

—Astuto.

Snape lo examinó. —¿Lord Black enfrentará cargos?

—No, —dijo Harry—. El Ministro amablemente emitió un perdón general para todos los actos cometidos en un esfuerzo por proteger contra los Mortífagos. Lo que incluye fuego amigo accidental.

—Es muy conveniente de su parte, —dijo Snape.

Harry sonrió sin humor. Vanessa y Hazel habían logrado sacarle eso al Ministro, gracias a algunas pruebas que Theo proporcionó sobre los delitos menores de Umbridge. Si se supiera lo que Fudge había autorizado, sería un brindis político y lo sabía, por lo que estaba muy feliz de complacer a los salvadores del Ministerio.

—No se impondrá ningún castigo a ningún estudiante que viole el toque de queda y abandone el recinto escolar, —añadió Snape.

—Gracias, señor, —dijo Harry.

Snape le hizo un gesto para que continuara.

Los Slytherin se dirigían al Gran Comedor para el banquete de despedida. Harry se fundió fácilmente con los estudiantes en movimiento.

Hestia se aferró a su codo en el vestíbulo de entrada. —Harry, —siseó ella. Necesitamos reunirnos después de la cena.

—Sí, —dijo—. Escribí los diarios hace diez minutos.

—¿Black realmente... —Se detuvo.

Harry asintió brevemente.

—Circe, —dijo Hestia. Ella lo miró, al igual que Flora, que apareció entre la multitud junto a su gemelo.

—¿Estás bien? —Flora dijo bruscamente.

—Sí. Tu primo...? —Dijo Harry con delicadeza.

Los labios de Hestia se estrecharon. Flora negó levemente con la cabeza.

Harry lo consideró y luego moldeó su rostro en una expresión de simpatía. —Me imagino que saldrán pronto, —dijo en voz muy baja.

Los Carrow estuvieron de acuerdo sin decir una palabra y regresaron entre la multitud, reuniéndose con sus amigos.

Las primeras palabras de Theo cuando Harry se sentó a la mesa fueron: —¿Viste al Profeta esta mañana?

—No, —dijo Harry. Había regresado a Grimmauld Place, forzó una poción para dormir en la garganta de Sirius y luego se desplomó en su propia cama durante la mayor parte del día. A las cuatro se despertó y Kreacher llevaba cuatro cartas de Snape exigiendo el regreso de Harry a la escuela. Se había tomado una hora y media para ponerse presentable, cuidar de Sirius, comunicarse con Vanessa a través de los diarios que le había dado a Sirius y regresar a la escuela.

Theo y Daphne parecían sombríos. —Es malo, —dijo Theo—. Guerra abierta todo el día.

—Enumeraron a los Mortífagos capturados, —dijo Pansy.

Hubo un problema en su voz y Harry la miró. Ella estaba sentada junto a él y, por lo tanto, de cara al resto del salón, por lo que su espalda estaba rígidamente recta y su rostro inexpresivo. Sólo si la conocieras muy, muy bien verías la preocupación escondida en las comisuras de sus ojos y labios.