T R E N T A S E I

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San sujetaba con fuerza la mano de su alfa, el cual se encontraba allí, a su lado, acompañándolo en aquel precioso momento. Su primera ecografía. Se sentia muy nervioso, ansioso, emocionado. Ese día no sólo verían por primera vez a su cachorro por medio de aquel monitor, sino que también conocerían el sexo del mismo. 

El omega se hallaba recostado en una camilla de hospital, su camiseta levantada hasta la altura de su pecho, dejando ver su abultado vientre de cuatro meses de embarazo. La doctora cuya apariencia resultaba muy amigable, desparramó sobre su piel un gélido gel que hizo que su piel se erizara y le generara ciertas cosquillas. Y a continuación, colocó el transductor sobre su vientre, comenzando a deslizarlo de un lado hacia el otro, teniendo la vista enfocada en el monitor.

Wooyoung y San también centraron su mirada en aquella pantalla, aguardando con ápices de nerviosismo el momento en que su bebé se viera a través de la misma. Y cuando por fin una ovalada figura apareció, San apretó mas fuerte la mano de Wooyoung, emocionándose al escuchar una fémina voz diciendo “ahí esta”.

Una enorme sonrisa iluminó su rostro, y sus verdosos ojos se tornaron algo acuosos. Aquel resultó ser un momento tan emotivo para él, tan especial, pues le alegraba el alma saber que podría salir adelante junto a su bebé. Se sentía tan orgulloso de haber cambiado de opinión, de haber deseado tenerlo y no dejarlo. La felicidad brotaba de sus poros al ser consciente de que en aproximadamente cinco meses ya tendría a su cachorro entre sus brazos.          
San desplazó su emocionada mirada hacia su alfa, quien también lo miró, sonriendo, tan feliz y conmocionado como él.      

—¿Quieren saber el sexo o prefier…? 

—Si, si —se adelantó a contestar San, ansioso y contento. La doctora sonrió, dando por finalizado el uso del transductor. 

En una ocasión, él había charlado con Wooyoung acerca de qué preferían tener, si un nene o una nena, y también sobre la condición del mismo, si más adelante sería un alfa, omega o, quizás, beta. Ambos llegaron a la conclusión de que nada de eso importaba; ellos lo o la amarían fuese lo que fuese.    

Y ahora estaban allí, a punto de conocer su género.

—Es una niña —informó en un tono suave, entregándole a la pareja unos cuantos pañuelos de papel para que quitaran el contenido que había quedado en el vientre del omega.

—Niña —repitió San, asimilándolo con una radiante sonrisa en la cara—. Woo, ¡tendremos una niña! —exclamó felizmente, mientras se incorporaba en la camilla y abrazaba con entusiasmo a su alfa.

—Si, mi amor, será nuestra preciosa princesa —habló Wooyoung tiernamente, depositándole un dulce beso en su frente—. Ahora espera que no he terminado de limpiarte —agregó, separándose del omega, este asintió y se echó un poco hacia atrás sosteniéndose con sus manos apoyadas en la camilla, dejando su hinchado vientre expuesto.

Wooyoung tomó una nueva servilleta y, rozando la piel del expandido abdomen de su omega, retiró todo resto del producto. San sonrió con cierta picardía, recordando las veces que el alfa le había limpiado el semen de allí.     
Al salir del hospital, el cual se ubicaba en el centro de la ciudad, ambos decidieron dar un paseo antes de regresar a casa. Así que con sus brazos enlazados, recorrieron las calles ligeramente nevadas de la ciudad. Hasta que pararon en una cálida cafetería a tomar algo. Ambos optaron por pedir té inglés.

—¿Cómo podríamos llamarla? —preguntó San, ilusionado—. ¿Qué nombres te gustan?

—No lo sé, bebé, ¿qué nombres te gustan a ti?

—Mmh, bueno, sinceramente nunca había pensado en eso, pero… no lo sé, me gustaría que fuera uno no tan común, sabes, no quiero ponerle un nombre como los que llevan las perras mimadas y malcriadas de hoy en día.

𝐒𝐮𝐛𝐥𝐢𝐦𝐞 𝐃𝐨𝐦𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 ─ 𝘸𝘰𝘰𝘴𝘢𝘯Donde viven las historias. Descúbrelo ahora