San había desayunado, había saciado el hambre que poseía. Sin embargo, su apetito por recolectar respuestas continuaba alli, intacto, puesto que no había tenido la suerte de toparse con Wooyoung por ningún lado.
Una de las empleadas, poco espués, le informó que el alfa se encontraba en su despacho, aparentemente, ocupado. San no quiso entrometerse, por lo que decidió esperarlo en la habitación.
No creía que se tardaría mucho, pues aquella misma empleada le había mencionado también lo cansado que este se veía, como si no hubiese dormido nada y muriese por echarse a la cama. Así que el omega se imaginó que en cualquier segundo, guiado por el sueño, Wooyoung atravesaría la puerta para intentar dormir.
Lo esperó por un largo y aburrido rato, pero nada. Sus ojos querían cerrarse del cansancio que habían adquirido. Estaba claro, terminaría durmiéndose si no hacía algo entretenido hasta que, al fin, su alfa llegara.
Y, visto que no tenía nada más que hacer, se dispuso a jugar con su cuerpo. Comenzó a tocarse sensualmente, permitiendo que sus propios dedos, atrevidos y vigorosos, se infiltraran por debajo de su ropa. Se desnudó de a poco, imaginándose de un modo tan vívido que se encontraba en compañía de Wooyoung.
Recostó su espalda en la cama, cerró los ojos y gimió, echando su cabeza hacia atrás, excitándose con la imaginaria imagen de Wooyoung desnudo sobre su cuerpo. Su mente, en aquel íntimo momento, solo podía ser capaz de pensar en el alfa, acomodado entre sus piernas abiertas, arrastrando su lengua por su cuello, mordisqueándole la sensible zona hasta dejársela marcada, luego bajando por su pecho y abdomen regalándolo de besos y mordidas. Lo imaginó succionando la piel de sus muslos internos, mientras le separaba más las piernas para poco después llevar su boca al humedecido agujero de su trasero.
San gimió en voz alta cuando su propio dedo rozó su entrada. En su mente, aquel tacto había sido el de la insaciable lengua del alfa, la cual había empezado a lamerlo. Su dedo entró apenas un poco. San jadeó, arqueándose, mordiéndose el labio inferior, sintiendo como las vibraciones de anticipación lo llenaban.
La habitación rebosaba de sus feromonas de excitación.Su dedo entró por completo y empezó a moverlo en su interior, estimulándose. No tardó ingresar un segundo dedo, haciendo los movimientos un poco más profundos y acelerados. Dejó pasar a un tercero, intensificando el placer.
Sus dedos lo penetraban con fuerza, mas no era suficiente. Ni siquiera añadiendo el cuarto fue suficiente. No alcanzaba su punto más sensible, aquel que Wooyoung siempre lograba empujar con su miembro, enloqueciéndolo, extasiándolo, llevándolo a la mismísima gloria.
San no podía satisfacerse. Y aquel fue el duro golpe que lo bajó de su nube de ilusión. Gimoteó lastimeramente cuando, su mano cansada, ya no podía más. Quitó sus dedos, frustrado, haciendo un puchero con sus labios al sentirse tan urgido. Su cuerpo ansiaba más, suplicaba más.
Necesitaba a su alfa. Necesitaba tener sus apasionados besos, sus encantadores toques, su placidas succiones. Necesitaba olfatear su potente aroma, oír sus gemidos mezclados con gruñidos. Necesitaba sentirlo dentro suyo.
Pensó que al alfa llegaría en el momento justo. Pero allí estaba, solo, desnudo, desilusionado, sexualmente frustrado.
Fue al baño a lavarse las manos. Al volver, rebuscó en su armario alguna prenda de lencería que no haya utilizado antes con Wooyoung. Pensaba en irse a dormir, mas no se pondría su pijama. Se pondría solo unas de sus bragas.
Aseguraba que sería totalmente sexy que el alfa lo descubriera durmiendo en lencería. No, por supuesto que no se daría por vencido. El quería tener sexo. Y no habría mejor manera de despertarse que teniendo al alfa entre sus piernas.
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𝐒𝐮𝐛𝐥𝐢𝐦𝐞 𝐃𝐨𝐦𝐢𝐧𝐚𝐜𝐢𝐨𝐧 ─ 𝘸𝘰𝘰𝘴𝘢𝘯
أدب الهواةSan, un delicado omega amante de las noches de descontrol, tendrá que renunciar a todo cuando Jung Wooyoung, un dominante alfa italiano, lo reclama como suyo cuando una manada de alfas cegados por el morbo quiere abusar sexualmente del omega inconsc...