En la lluvia

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De pronto el mundo se paró... La calle, totalmente solitaria, era la única que los acompañaba.

La lluvia caía densa, y el escenario era tan diferente.

Por supuesto, Trunks se estaba comportando como el caballero que era.

Ahora ya no eran los híbridos saiyajin superfuertes. Ahora eran solo un oficinista de treinta y un años y una jovencita trabajadora de diecinueve. Y se habían encontrado, por casualidad, después de bastantes años.

Pan mesereaba en un restaurante nocturno del centro de la Capital en tanto estudiaba la universidad, cosa que no le gustaba nada; no iba con ella.

Poseía el espíritu libre y despistado de su abuelo, y desde luego, no había nacido para lo mundano. Ella... estaba destinada a algo más; no en vano había llegado al mundo como una saiyana. Aunque las habilidades parecían dormidas en la actualidad. Ni siquiera recordaba la última vez que había hecho uso de la fuerza...

Trunks, tras verla y reconocerla, entreabrió la boca; ya no era más una niña, aquella niñita de once años. Ahora era una señorita, y posiblemente la más hermosa de todas.

Embelesado y ofuscado por las incontables memorias, se sacó la chaqueta y con esta resguardó a la bella muchacha.

Se dirigieron unas cuantas palabras y durante el resto del camino se lo pasaron callados, perdidos en sus propios pensares. Enamorados... Pero claro, esto último lo desconocían.

Cuando las miradas, brillosas, anhelantes, se volvieron a cruzar, sellaron el pacto, y la furia, al igual que la tormenta, se desató. Hubo fuego en los ojos.

No lo meditaron. Y estaban tan desesperados que solo corrieron, en vez de volar, como en alguna ocasión lo hicieron.

De inmediato arribaron al departamento del pelilila y ahí, en la sala, sin antes secarse ni nada, comenzaron a besarse locamente.

Brief le quitó las prendas superiores a la jovencita. El sostén rosado relució en presencia de las luces tenues, y los ojos color azul cielo se maravillaron con la piel como la nieve y el tamaño de los pechos. La tela que los cubría fue retirada con los dientes. Trunks sonrió con esta deliberada acción.

Las manos grandes, morenas, ciñeron la cintura remarcada, y a partir de ese entonces ya no hubo tiempo para arrepentirse.

Trunks probó y absorbió los pechos, y enseguida se deshizo de la camisa blanca, sumamente pulcra. Los torsos desnudos se juntaron y fueron a dar a la cama. En ella las vestimentas bajas desaparecieron. Rodaron en el colchón, y con brusquedad se produjo la unión. Pan, sin haberlo preparado, le entregó su ser a la persona a la que sin duda siempre había estado destinada.

El dolor fue grande, pero asimismo lo fue el placer.

En la lluvia se encontraron... Las gotas, gruesas, resbalando por los cristales indicaban un porvenir... juntos.

 juntos

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Nota de autor: Drabble que escribí para mi grupo de Facebook <<¡TruPan con amor!>>.

Nos vemos pronto 💗.

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