Capitulo 5

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—Capi, ¿A dónde vamos?—Este mantenía su mirada sería

— Tengo unos asuntos que resolver.

Ban no dijo una palabra más, no se encontraba en posición de tolerar nada y agradecía que su amigo lo entendiera aun sin decir nada.

—Te vi. — con una sonrisa meliodas desapareció en un pestañeo del lado de su amigo el peliblanco para así embestir de un fuerte golpe a un grupo de hombres que se encontraban atormentando a unos aldeanos.

Dirigió una patada en específico al más grande de los presentes haciendo que este chocará con un árbol evitando que saliera disparado más allá.

El grupo de personas miraban la escena sin hacer un solo movimiento un tanto impactados, meliodas bajo la atenta mirada de los presentes, caminaba lentamente en dirección al más grande que estaba aturdido en el suelo por el golpe.

— ¿Y bien? ¿Te parece divertido jugar con las personas?— le proporciono otra patada dejándolo sentado en el suelo, con su pie hacía presión sobre el pecho del hombre para que esté no se levantará.

— ¿Quien mierda te crees niño?— él solo sonrió — te parece lindo, aprovecharte de una chica que estaba sola? — repitió ignorando su pregunta.

— tu peor error…— lo miro con desprecio—Fue meterte con mi chica, con el amor de mi vida. — El hombre solo pudo dedicarle una mirada confundida antes de recibir otro golpe por parte del más bajo

—E-escúchame niño, no sé dé que estás hablando— dijo este con dificultad.

—¿Ah no? ¿Quieres que te lo recuerde? — metió su mano en el bolsillo de su pantalón mientras sacaba de ahí una pequeña foto, era la misma que el chico del bar les había dado a ban y King.

— ¿mira, la recuerdas?— tiro de su cabello obligando a qué mirará la foto en su mano, ahora más nervioso desvío la mirada hacia sus compañeros quienes estaban todos inconscientes mientras un hombre peliblanco se encontraba recostado en un árbol mirando a la nada. Como si ni se inmutara por dicha escena.

Miro con terror al chico frente suyo, su mirada escalofriante le hizo sentir miedo. — ¿Quién demonios eres?

El rubio solo sonrió de medio lado. — Recuérdame como Meliodas, el dragón de la ira.

Abrió sus ojos en sorpresa, balbuceaba incoherencias antes de finalmente recibir un último golpe más mandándolo unos cuantos metros lejos, debería agradecer la compasión del rubio. Tal vez eso no fue nada para lo que realmente él podría hacerle.

— Capitaan ¿ya nos vamos? — miro a su amigo con una gota en la cien

— Regresemos, con esto será suficiente. — dio media vuelta camino al bar.

Pasaron unos cuantos minutos más y meliodas junto a ban ya estaban de regreso, anunciando su llegada meliodas nuevamente subió a su habitación para chequear como estaba su amada, digo Elizabeth.

— Ellie ¿Cómo te encuentras?— dijo mientras cerraba la puerta tras de sí.

— Señor meliodas, mucho mejor gracias ya no me está dando fiebre. — elevó su mirada azulina y añadió — ¿Para dónde fue señor meliodas?

— Ah, solo, fui por medicamentos y eso…— miraba hacia un lado evitando la mirada de la princesa.

— Claro… — dijo dudando un poco de su respuesta.

Meliodas la miro — Elizabeth, me alegra que estés bien — dijo mientras le dedicaba una sonrisa.

Ella solo suspiro feliz. El silencio se hizo en la habitación, un silencio bastante cómodo que reflejaba tantas cosas en él. La albina sin saber mucho qué hacía fue acercándose poco a poco a un rubio que la veía atento a sus movimientos desde la otra esquina de la cama, sentía la tensión en la habitación. Una vez frente al rubio poso una mano en su mejilla, mirándolo con cariño, sin decir ni una palabra.

Meliodas sin poder evitarlo se acercó más a la princesa y le dio un tierno beso, para mayor comodidad la albina poso sus manos en el pecho del pecado mientras se sentaba en las caderas de este mismo.

—Ellie… — Se separó un poco, el la miraba con ternura, sus manos bajaban a la cintura de la princesa apretándola más contra el mientras atacaba sus labios de nuevo.

El rubio tenía una pelea Interna, sentía la temperatura de sus cuerpos subir. Bien sabía que tenían que parar esto no estaba bien, no ahora. Pero era como si algo no permitiera que su lado razonable tomara el control.

Tomo su nuca y paso su lengua pidiendo permiso para adentrarse en dicha cavidad, su lengua invadió la boca de la joven haciendo todo más placentero.

Meliodas corto el beso para poder respirar, un hilo de saliva sobresalía, Elizabeth solo estaba sonrojada hasta más no poder traía su respiración agitada y los labios entre abiertos

Así mismo retomó el beso, pero ahora a un ritmo más intenso, se le hacía difícil tener autocontrol y más con una Elizabeth encima suyo, la albina como si tratara de llevarlo al límite, junto más sus cuerpos para así empezar un leve movimiento haciendo que meliodas perdiera poco a poco la cordura.

— Ellie n-no, no hagas eso…— jadeaba  mientras trataba de ser razonable, la albina haciendo caso omiso a sus quejas, siguió moviéndose generando así fricción entre ellos, el rubio solo podía sentir como sus cuerpos rozaban entre sí y este mando todo su lado razonable al demonio.

De un rápido movimiento recostó a la albina quedando así arriba de esta misma. Se colocó entre las piernas de Elizabeth quien dio un pequeño grito por la sorpresa. El solo sonrió
Divertido, El ojiverde atacó el cuello de esta besándolo y dejándole chupetones que tal vez dentro de un rato se verían, pero poco le importo. La albina soltaba uno que otro gemido y jadeo tratando de hacer el menor ruido posible, pues los pecados aún seguían despiertos y es más, era un milagro que aún no se percataran de su ausencia.

— Señor meliodas… ¡Ahm! — sonrió contra su cuello y lentamente una mano traviesa fue bajando tanteando un poco la zona más sensible de aquella princesa. — Ellie mira nada más, si ya estás toda mojada— la princesa desvío su mirada avergonzada, el rubio solo la miraba tiernamente.

Sin vergüenza alguna Meliodas retomo el Vaivén de sus cuerpos, simulaba embestidas sobre su ropa, Elizabeth sin poder evitarlo soltó un gemido que fue rápidamente ahogado por sus propias manos.— trata de hacer silencio ellie… Nos pueden descubrir. — dijo burlón mientras seguía con sus movimientos.

En calor aumentaba y en la habitación solo resonaban los gemidos y jadeos leves de la albina, Meliodas aumento el ritmo hasta que el sonido de la puerta los asustó regresándolos a la realidad.

— ¡HEY! Meliodas, Elizabeth ya está lista la cena rápido bajen, los estamos esperando— la voz de Hawks se escuchaba tras la puerta, Elizabeth miraba al ojiverde con terror mientras esté por alguna razón del universo con una voz tranquila como suele ser típico de él musitó — Ya vamos! Esperen un momento — dijo simple.

Cayendo en cuenta de lo que pasaba, miro a la princesa bajo suyo, recupero su compostura ayudándola a esta misma a levantarse, Elizabeth noto la mirada del más bajo un tanto ida y hasta parecía como si él se sintiera culpable de algo.

— Meliodas… ¿Estás bien? — la suave voz de Elizabeth interrumpió sus pensamientos — ¿Qué? Ah sí… yo estoy bien no te preocupes princesa.

—Ellie… perdóname por esto me dejé llevar, no debí. — dijo antes de salir de la habitación dejando a una albina sola y confundida.

—No señor… meliodas. — Solo suspiro, ah dios ¿cómo llegaron a esto? Negó mientras sonreía rendida, definitivamente estaba perdiendo la razón por ese rubio.





Nota:

Hola buenas, espero no agarrarlos desprevenidos con este cap casi no lo edite para poder subirlo rápido además de que me inspire JAJS y como siempre yo escribiendo los capítulos nuevos en la madrugada.

Son las 4:37 AM justo ahora. En fin, espero les haya gustado el cap de hoy besoss.

Pdt: Una última cosa, ustedes si ven las rayas grandes antes de un diálogo? Digo estás — porque a mí me sale todo bugueado tipo las pequeñas - y no me gustaaaa acada rato lo edito pero sigue saliendo igual 😿

¡¿Tres días sin el capitán?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora