capítulo 6

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Los jadeos y gemidos eran lo único que se escuchaba en la oscuridad de aquel cuarto —Señor meliodas… — enrededaba sus dedos en aquellas hebras doradas, un camino de besos ya hacía desde su cuello hasta más abajo.

—Tan impaciente ellie— se llevó uno de sus pezones a la boca haciendo que está aumentará el sonido de sus gemidos.

—AH! No meliodas… mhn— gemia tímidamente, la voz entre cortada y su respiración agitada le daba un buen espectáculo al rubio pervertido que le daba atención a sus pechos sin vergüenza alguna.

— No aguanto más, prepárate para lo que viene Princesa— Abrio sus piernas con nada de delicadeza, a este punto la princesa ya sabia lo que venía si no fuera por…

— ¡ELLIE! — Abrió sus ojos de golpe, un sueño? Tenía la respiración agitada, un sudor frío relucía en su frente, ahora un poco más conciente la luz de la habitación la hizo caer en cuenta de todo.

—Señor meliodas…— y ahí estaba, el dueño de sus pensamientos frente a ella, se encontraba de brazos cruzados mirándola interrogante.

— Dormiste bien? Parecias quejarte mucho en el sueño, además tienes la cara roja— se acercó más a su rostro mientras colocaba una mano en su frente para corroborar que no tuviera fiebre.

—Yo?? Estoy excelente no se preocupe s-señor meliodas…— tartamudeaba, no pudo disimular en absoluto sus nervios, para rematar sentía toda la humedad entre sus piernas aumentando su inquietud ¿Cómo podía soñar esas cosas? Más que dormía al lado de meliodas…

—S-si me disculpa voy a darme una ducha ¡Si! Eso.— Sin dejarlo responder me apresure al baño para cerrar rápidamente la puerta. Eso estuvo cerca.

No he podido dejar de pensar en aquel día, solo recordar aquellas manos de la persona que amo tanto tocarme de tal forma me hace querer… dios que me pasa soy una princesa eso no está bien agh malditas hormonas.

Sin darse tiempo de pensar se dió su ducha rápida, no quería levantar sospechas por lo que se bañó y vistió rápidamente para reunirse con los demás

—Elizabeth que bueno que llegas, estábamos esperándote para comer— saludo a los presentes felizmente mientras se sentaba para así empezar el desayuno.



Ah… meliodas sama… — sus manos viajaban al punto más sensible de la princesa haciéndola gritar de gozo, quien abría más sus piernas como reflejo.



Abrió sus ojos hasta más no poder, dicho pensamiento tan repentino no pudo causar más que el atragantamiento de la pobre elizabeth que estaba más roja que un tomate

—¿ELLIE ESTAS BIEN? VAMOS ESCUPE RAPIDO.

genial, los dioses la estaban castigando en definitiva este día no pudo estar peor.

Luego de recuperar la compostura todos en la sala la miraban interrogantes. — Ellie ten más cuidado al comer. — la voz del rubio la saco de sus pensamientos, no podía ni verlo a los ojos.

—L-lo siento. — termino su comida y rápidamente corrió a la habitación con la excusa de que se sentía mal.

—¿que le hiciste a la princesa eh meliodas? — inquirió interrogativo un Hawks que se encontraba entrando en la sala.

— yo no he echo nada. — cruzo los brazos fingiendo estar ofendido.

—Ah, que problema capi yo que tú iría a ver qué tiene la princesa. Pero bueno quien soy yo para opinar saldré un momento capitán regreso en la noche— dijo finalmente para salir el peliblanco seguido de un hada que lo bombardeaba de preguntas.

¡¿Tres días sin el capitán?!Donde viven las historias. Descúbrelo ahora